
Valoración de VaDeCine.es: 6.5
Título original: I Love You, Man Nacionalidad: U.S.A. Año: 2009 Duración: 105 min Dirección: John Hamburg Guión: John Hamburg, Larry Levin Fotografía: Lawrence Sher Música: Theodore Shapiro Intérpretes: Paul Rudd (Peter); Jason Segel (Sidney); Rashida Jones (Zooey); Sarah Burns (Hailey); Jon Favreau (Barry) Página web y Trailer
Corren buenos tiempos para la comedia romántica. El género da para lo que da, pero bajo el abrigo del ya fundamental Judd Apatow, un soplo de aire fresco ha desempolvado un género que parecía obsoleto hace unos años, encorsetado en su propia cortedad de miras, dudosamente convencido de funcionar sólo a nivel femenino. Lo que antes eran excepciones como Persiguiendo a Amy (Kevin Smith, 1997) o Alta Fidelidad (Stephen Frears, 2000), se han convertido en generalidad. La mirada masculina está de moda y directores más bien aburridos como John Hamburg (Y Entonces Llegó Ella, 2004) lucen mucho más desinhibidos. Como si de repente la comedia romántica fuera un territorio inhóspito donde abundaran los lugares por descubrir. El público soberano, más dispuesto de lo que se cree a lo nuevo cuando una mínima calidad acompaña, responde con entusiasmo a cada nuevo producto relacionado directa o indirectamente con la marca Apatow. Peter (Paul Rudd) parece el chico perfecto, educado, atento y comprensivo; siempre ha congeniado mejor con las mujeres. Se enamoró de Zooey (Rashida Jones), y ella, por supuesto, le corresponde. Una pareja ejemplar con toda una vida en común apuntalada en el futuro negocio que este agente inmobiliario tiene en mente y muestra a Zooey la noche en que pide su mano. El planteamiento asusta, parece que I Love you, Man vaya a engrosar la lista de comedias insulsas sobre hombres y mujeres. No obstante, la historia pronto ahuyenta los fantasmas de lo convencional en cuanto se revela su más bien surrealista argumento. Nuestro protagonista tiene un enorme problema: le falta un padrino para su boda. Inaceptable. Su agenda no contiene ese colega del alma que le acompañe hasta el altar y guarde los anillos. En su desesperada búsqueda de esta figura, conocerá a Sydney (Jason Segel), un tipo extravagante y extremadamente directo, con un enorme complejo de Peter Pan, que hará tambalear sus muchos años de autocontrol. Así generamos el lío. La liberación emocional del protagonista, cada vez más cómodo con su nuevo amigo, deja en un segundo plano a su malacostumbrada compañera.

No es I Love you, Man la comedia definitiva. Pero es muy graciosa (hay a quien se le ha olvidado que éste es el primer propósito de una comedia) y no es empalagosamente romántica. Sus tres protagonistas, familiarizados con estas lides en tres de los mejores productos televisivos de la última época (Friends, The Office y Cómo Conocí a Vuestra Madre), están brillantes, en especial Paul Rudd, que se mueve con pasmosa facilidad en su personaje provocando una hilarante vergüenza ajena en todas las secuencias donde el elemento cómico es creado a partir de situaciones ridículas. El director juega mucho con él al despiste. Aunque su sexualidad no se ponga en entredicho, sus maneras y gustos son del todo gays; y su relación con Sydney, supuestamente de amistad, es proyectada adrede bajo parámetros de pareja convencional con el fin de que uno dude si la película va a acabar pareciéndose a Lio Embarazoso (Judd Apatow, 2007) o a In & Out (Frank Oz, 1997). Algo que ocurre hasta el final.

Si bien es verdad que en medio de demasiada escatología gratuita, la película también contiene algo de filosofía; ligera, pero no por ello menos acertada. A diferencia de los dos productos Apatow hasta la fecha, que explicitan la maduración personal con un plegamiento a la gris sociedad, I Love You, Man se presenta como un elogio al personalismo, a no engañarse como método de supervivencia ante uno mismo, aunque se corra el peligro de parecer un cafre o hacer el ridículo a ojos de los demás. Porque esconder los problemas para no manchar nuestra imagen pública genera complejos; y a la larga es contraproducente. Definitivamente la naturalidad es mejor compañera de viaje. Como dijo Wilder, nadie es perfecto, y además es mejor así.
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Jon Favreau???El director de Iron Man?Joer, hay fgente que vale para todo!