Película Monstruos Contra Alienígenas

La tecnología tridimensional ha despegado definitivamente y, tras un oportunista bodrio de acción real como Viaje al Centro de la Tierra, la animación ya estaba tardando en firmar un vulgar taquillazo en provecho del deslumbrante formato. Así pues, aunque las gafas 3D estimulen su cerebro, lo que ninguna lente conseguirá es anular la perspectiva real sobre este engendro. Un exiguo pastiche que, disfrazado de homenaje, utiliza burdamente elementos de la ciencia ficción clásica para mal construir su desdibujada historia. Y es que, más allá de sus logrados efectos visuales, la cinta hace gala de una falta de imaginación alarmante. De esta manera, la compañía Dreamworks deshonra su nombre (fábrica de sueños), demostrando su paupérrima capacidad para elaborar un producto original. En cualquier caso, su más que dudosa calidad artística no debería sorprender a nadie tras la saga de ShrekMadagascar o Kung Fu Panda, perecederos títulos, todos ellos, que manifiestan una distancia considerable con Pixar, Disney o Estudios Ghibli.

De escaso valor cinematográfico, su espantoso y facilón argumento gira alrededor de una chica que, tras ser aplastada por un meteorito, adquiere unas dimensiones gigantescas. Ante el peligro que supone su gran tamaño, el gobierno norteamericano le encierra en una base militar donde conoce a otros seres de monstruoso aspecto y gran corazón. Sin embargo, llegada la hora de una invasión extraterrestre, todos ellos serán liberados para defender la Tierra. Así, utilizando esta narración, que por cierto recuerda sospechosamente a Hellboy o X-Men sin mediar supuesto homenaje, la cinta encuentra un vehículo perfecto para insertar sus grotescas referencias a los clásicos. Una pretenciosa circunstancia merecedora de mejor trato que el lamentablemente dado. Un discurso ordinario que concluye su pésima y tediosa exposición con la tosca moralina de “soy diferente y me gusta”. Claro, que no cabía esperar mucho más que esta simplona lectura final para rematar unos personajes harto sencillos en todos los aspectos, diseño de producción incluido.

Plagada de chistes fáciles, chapuceramente insertados en la trama, la cinta naufraga en sus intentos por crear una parodia eficaz. De tal suerte, el acabado resulta insultantemente desaliñado para mayor vergüenza de un guión tan desordenado como incoherente. Un texto que tiende al humor absurdo sin pretenderlo y aburre considerablemente con su forzado ritmo de fallidos gags cómicos. Cierto es que un chiquillo, probablemente, pase un rato divertido. Sin embargo, el cine de animación hace años que aspira a bastante más que eso, evidenciando este film su pretensión por agradar a los adultos con constantes referencias cinematográficas. Así pues, teniendo en cuenta que los niños no se enteran de los guiños cinéfilos y de que disfrutarían con cualquier dibujo animado de cierta agilidad, el fracaso en su aceptación para todas las edades es morrocotudo. Un batacazo artístico que, por desgracia, no se traducirá en taquilla, dando pie a nuevos proyectos 3D similares.