
Valoración de VaDeCine.es: 4
Título original: The Last House on the Left Nacionalidad: U.S.A. Año: 2009 Duración: 100 min Dirección: Dennis Iliadis Guión: Adam Alleca, Carl Ellsworth Fotografía: Sharone Meir Música: John Murphy Intérpretes: Monica Potter (Sara Collingwood); Sara Paxton (Mari Collingwood); Tony Goldwyn (John Collingwood); Garret Dillahunt (Krug); Aaron Paul (Francis); Riki Lindhome (Sadie); Spencer Treat Clark (Justin); Martha MacIsaac (Paige) Trailer
Los productores apelan con descaro a la pereza y la ignorancia de sus espectadores, necesitados de su pasividad para mantener con buena salud el negocio. Saben que, en muchos casos, cuando diez metros antes de sacar su entrada decidan qué película van a ver, optarán por “la de miedo”, aunque ni siquiera sea una película de terror como su nombre parece insinuar. Quizá debiéramos plantearnos el objetivo de nuestros dardos. Si todas estas muestras de vaguedad llegadas desde Hollywood, simples remozados con mucho barniz y muy poca alma, fueran premiadas por los propios espectadores con el mayor de los desprecios frente a los originales que vampirizan, conseguiríamos poner el propio mercado a nuestro favor, respetar con ello la autenticidad y forzar a las grandes compañías al diseño de productos inéditos, no meros refritos. Desgraciadamente, cualquier argumento de este tipo es inútil cuando es el propio creador el que promociona su autoexpolio.

Pero empecemos por el principio, entenderán el grado de degradación que Hollywood es capaz de tolerar. Ingmar Bergman dirigió en 1960 El Manantial de la Doncella, una historia de venganza basada en una vieja leyenda nórdica. Su aguda reflexión sobre la naturaleza misma del hombre, junto a una primorosa realización, merecieron el elogio unánime de la crítica de medio mundo. En 1972, Wes Craven dirige su ópera prima, La Última Casa a la Izquierda, inspirada en la obra de Bergman. El americano prefiere centrar el discurso en la pura violencia inherente al ser humano. A pesar de su horrorosa factura, la extrema dureza de la obra la convierte en un producto apreciable en su contexto: la guerra de Vietnam estaba en pleno apogeo tras el verano del amor y Sam Peckinpah había estrenado Perros de Paja un año antes. Ahora, en un ejercicio de digno del mejor funambulista circense, Hollywood consigue el más difícil todavía: ofrecernos el remake del remake con el propio Craven en la producción, que ha cogido el gusto por revisarse al llenarse los bolsillos con Las Colinas tienen Ojos, secuela incluida. La Última casa a la Izquierda es sólo la primera de otras tres réplicas actualizadas de sus filmes para los próximos años.

Demasiadas fritangas con el mismo aceite. Aunque formalmente es infinitamente mejor, estaría bueno que una producción de presupuesto holgado del siglo XXI no estuviera más cuidada que una ópera prima hecha con lo puesto en el 72, por el camino ya se ha perdido todo discurso medianamente serio. O peor, se ha cambiado por otro adormilante, desprovisto de cualquier tipo de furia a pesar de su insolente violencia, más explicita pero, irónicamente, de una brutalidad emocional mucho menor que el original de 1972. Aquí hay sitio para la asimilación y la heroicidad. Victoria por K.O. No vaya a ser que alguien piense que eso que contaba Haneke en Funny Games era cierto. Un poquito más de sangre rehogada con sustos completamente superfluos y nadie notará la diferencia.
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Por cierto, si les apetece ver esta película, ni se les ocurra ver el trailer, lo cuenta casi todo.