Película En el Nombre del Rey

Hay quien considera acertado aquello de “que hablen de mí, aunque sea mal”. Es muy probable que Uwe Boll, director de esta bazofia cinematográfica, comparta plenamente la opinión. Desde luego, de su nula capacidad artística mucho se viene hablando en los últimos tiempos. Así, quizás sea esta peculiar fama, que le reconoce como heredero del mítico chapucero Ed Wood, la que procure ciertos beneficios a este torpe alemán. Entiendo el magnetismo que pueda atesorar una película ejemplar de lo nefasto. Todos hemos sentido curiosidad ante subproductos así, y, ciertamente, existen cintas tan pésimas que llegan a convertirse en simpáticas piezas de culto. No obstante, lamento decepcionar a los demandantes de este tipo de curiosidades fílmicas: En el Nombre del Rey es muy mala. Así, a secas.

Basada en el videojuego Dungeon Siege, la cinta resulta un despropósito en todos los aspectos. Un batiburrillo de cine épico-fantástico-medieval, en el que sus intérpretes ponen de manifiesto el flojo momento profesional que atraviesan para verse involucrados en semejante proyecto. Un aburrido «Señor de los Anillos de garrafón», donde desastrosamente encontramos tristes paralelismos entre sus personajes y los creados por Tolkien. Una completa ruina de guión que, plagado de terribles diálogos, parece inocentemente escrito por un niño. Algo tan patético que realmente enternece si el espantoso acabado no es fruto de un propósito consciente.

No obstante, aquí no acaban lo achaques. Mencionando su deplorable libreto no hacemos nada más que inaugurar la inmensa lista de puntos negros. Realmente nulo, su director no parece más dotado que para elaborar el telefilm que aparenta ser la cinta. Sus lagunas cinematográficas son palpables. Desde la extravagante fotografía hasta la pésima transición entre secuencias, el conjunto resulta negativamente impactante en el plano técnico. A todo ello, por si fuera poco, hemos de sumar su lamentable diseño de producción, desajustada banda sonora y un vestuario bochornosamente ridículo que redondea su brutal fracaso artístico.

En definitiva, y volviendo a cuestionar la veracidad de su absurda naturaleza, resulta insólito que lleguen a estrenarse películas de esta categoría. Un desastre manifiesto para sonrojo de todos sus partícipes. Una reconocida lista de actores que, encabezados por Burt Reynolds, Ray Liotta y Jason Statham, dan un importante paso hacia su futuro en funciones teatrales de colegio. Desde estas líneas, y sintiendo vergüenza ajena, les recomiendo alejarse lo máximo posible de esta aburrida e insufrible calamidad.