
Valoración de VaDeCine.es: 8
Título original: Before the devil knows you're dead
Nacionalidad: EE.UU. Año: 2008 Duración: 117 min. Dirección: Sidney Lumet Guión: Kelly Masterson Fotografía: Ron Fortunato Música: Carter Burwell Intérpretes: Philip Seymour Hoffman (Andrew Hanson), Ethan Hawke (Henry Hanson), Albert Finney (Charles Hanson), Marisa Tomei (Gina Hanson), Rosemary Harris (Nanette Hanson) Trailer
Sydney Lumet no pierde coba. El conocido director de la clásica 12 hombres sin piedad, a sus 84 años de edad, parece no perder brío en su profesión y ha cuajado una película muy a tener en cuenta, de lo mejorcito, sin duda, que se puede encontrar en la cartelera actual. Se trata de un film sobre la familia, sobre el poder, sobre la podredumbre humana. ¿Acaso existe algo más ruin que atracar a tus propios padres? Pues, según demuestra esta dura película, sí. Porque sin duda ésa es la tapadera que sirve de peligroso vaso contaminante para desencadenar una serie de hechos muy definitorios del lastimero carácter de los personajes retratados. “Personas” como Andy, de una bajeza moral inimaginable y en progresiva degradación y desesperación a lo largo de la película -uno de los escasos puntos negativos de la cinta podría ser un excesivo dibujo del personaje, que hace que en algún momento puntual borde la caricatura, algo que remedia en gran medida el portentoso Philip Seymour Hoffman-, que arrastra a su hermano pequeño Hank (interpretado por el gran actor Ethan Hawke) a la perdición de su alma, culminando éste así el proceso de despersonalización al que parece haber estado sometido toda su vida, perdido sin rumbo alguno; por último, la modélica figura de unos padres que siempre lo intentaron hacer bien pero que nunca pudieron, que nunca supieron acerca de la descomposición que había detrás, que no sospecharon sobre la forja del diablo a través de los ramajes de la bondad.

Es una película sustentada sobre las interpretaciones de sus actores principales, donde tanto dramatismo podría recaer en la sensiblería o la concesión al espectador, y sin embargo nada de eso existe, gracias al Lumet lúcido del que antes hablaba. Porque es él quien los ayuda sabiendo hacer gala de una modélica dirección de actores; es él quien sabe dotar de ritmo a la trama imprimiendo una dirección sobria, contenida y justa, justificada, en este caso, en un montaje intencionadamente (des)estructurado y en base a algunos “flash backs” que sin duda recargan el peso argumental y acentúan las emociones del espectador, que ve de manera realzada la gravedad de según qué secuencias importantes, impactantes; y seguro que también fue él quien estuvo dando su visto bueno al excelente contrapunto musical que acompaña a las imágenes. Por todo ello, Antes que el diablo sepa que has muerto se revela como una película de una dureza emocional extrema y que, sin embargo, sería muy conveniente ver para que todos reflexionáramos en voz alta sobre el significado de los lazos fraternales, el dinero, y las relaciones entre los mismos.
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