Película Superman IV: En Busca de la Paz

Triste final el de Superman Reeve. No fue la kryptonita. No pudo tampoco con él aquel terrible plan sísmico de Lex Luthor, ni esos tres kryptonianos con tan mala uva. Ni siquiera la lucha interna del superhombre contra su propia maldad le tumbó. Pero esta cuarta entrega, realizada con fuertes recortes de presupuesto, irrisorios efectos especiales y la presencia de un firme candidato a “Peor Villano de la Historia del Cine” con su ochentero pelo rubio cardado, vocabulario troglodítico y horrible disfraz de Pressing Catch supuso una estocada feroz para la leyenda de Superman en el celuloide.

Andaba el personaje de capa caída tras la bochornosa tercera parte de sus aventuras. Ciertamente existía alguna esperanza en que este nuevo episodio pudiera alzar el vuelo del maltrecho superhéroe con detalles como el regreso de Gene Hackman al papel de Lex Luthor o la compra de los derechos por parte de una nueva productora. Nada más lejos de la realidad, pues esta última aparición de Christopher Reeve enfundado en su elegante traje azul y rojo sería la confirmación de la decadencia de una saga bastante agotada.

En esta ocasión la cinta nos narra como Superman se ve obligado a intervenir en los designios de nuestro planeta, ahora avocado al tan temido holocausto nuclear durante la Guerra Fría. Decidido a llevar a cabo personalmente el desarme de todos los países enviando sus misiles al Sol, pronto será sorprendido por el nuevo experimento de Luthor: un hombre nuclear que, creado con los genes del propio Héroe de Acero, es gestado durante la explosión de una de las cabezas nucleares enviadas al Astro Rey.

Aunque excesivamente infantil, al menos la trama guarda cierto regusto al cómic del que procede el ilustre kryptoniano. Así, pese a resultar francamente decepcionante, sí ofrece una historia menos estúpida, dentro de su ridiculez, que su vulgar predecesora. Y en cuanto a su realización y desarrollo, si bien los efectos visuales son los peores de las cuatro entregas, por suerte el proyecto intenta con cierta dignidad llevar a cabo su cometido puramente lúdico y recreativo. No obstante, sus constantes recaídas en errores de guión terminan por dar al traste con las buenas intenciones, así como cualquier mensaje pacifista al que pudiera aspirar el film dentro de su sencillez pueril.

En definitiva, un nuevo fracaso artístico y el adiós de Reeve al personaje, cerrando con más pena que gloria la primera era de una saga cinematográfica que perfectamente podría haber quedado reducida a su entrega inaugural. Tras tres fiascos seguidos, habría que esperar muchos años para sacar del coma a Superman.