
Valoración de VaDeCine.es: 6.9
Título original: Magic in the Moonlight Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2014 Duración: 97 min. Dirección: Woody Allen Guión: Woody Allen Fotografía: Darius Khondji Música: - Intérpretes: Emma Stone (Sophie), Colin Firth (Stanley), Marcia Gay Harden (señora Baker), Jacki Weaver (Grace), Eileen Atkins (tía Vanessa), Simon McBurney (Howard), Hamish Linklater (Brice), Erica Leerhsen (Caroline), Jeremy Shamos (George)
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LA PRESTIDIGITACIÓN Y LA MAGIA VERDADERA
Woody Allen se acerca a los ochenta años y a la filmografía inabarcable. Conviene ya clasificar su obra por temáticas, constantes, fobias y categorías. Y no es trabajo sencillo, pues ciertas querencias son inequívocas de una leyenda viva convertida en género en sí mismo. En cualquier caso, y dentro de este vastísimo catálogo y su autoreferencialidad, sí parece factible situar su última obra, Magia a la luz de la luna, como una comedia romántica, elegante y locuaz, de aquellas en las que el neoyorquino se busca un alter ego (esta vez un sardónico Colin Firth) para seguir buceando por sus dudas existenciales y amorosas, si es que acaso se puede diferenciar entre unas y otras dentro de su cine.
Otra de las constantes es la de la bella joven. Allen envejece pero su gusto se mantiene en actrices de veintiyalgunos. Y no nos queda otra que alabarle el gusto, pues no solo las escoge preciosas, también competentes. A la larga e ilustre lista de Dianes, Mias o Scarletts, se unirá Emma Stone, a quien auguramos hace años que trabajaría con los grandes. No hizo falta ser adivinos para atinar. La trama, como suele, será aparentemente sencilla y presentada en apenas diez minutos: Emma Stone es una fascinante y encantadora medium. Y Firth un reputado mago y profundo descreído a quien se le encargará desenmascarar a la vidente. La acción esta vez transcurrirá en una hermosa, bucólica y aristocrática provenza francesa (Allen Agencia de Turismo).
A poco que se haya visto el cine de Woody, uno ya se espera que el encuentro de sus protagonistas conlleve un severo dolor de cabeza para sus respectivos prometidos, pero en esta ocasión, además, conviene empatizar con la vida del veterano realizador para comprender en su totalidad la película. Allen es Firth el descreído, el paladín de lo tangible, aquel que piensa que toda la "magia" del mundo se ciñe al trampantojo y el birlibirloque. Nada escapa a su lógica aplastante. Emma Stone es esa chica -todas las chicas de Allen- que le hace a uno dudar de si hay algo más, de aquellas que animan a creer que el universo tiene sentido, que existe un destino y una trascendencia existencial.

Allen, decíamos, es casi un octogenario y estas preocupaciones se le suponen inherentes a su edad. Así, Woody Firth, incapaz de encontrar los mecanismos, la trampa y el cartón de los poderes de Emma Stone empieza a cuestionarse todo. ¿Y si existe ese más allá? ¿Tal vez un destino? ¿Y si hubiera estado equivocado todos estos años?
Pero no se preocupen. No serán abrumados. Woody Allen es un farsante. Siempre jugueteó con Bergman. Ni por un momento durante todo el metraje se cuestionó de veras su escepticismo recalcitrante. Nunca estuvo alineado con el pensamiento propio a su edad. Al final, todo el largometraje resulta un truco del propio director. Él es quien hizo de trilero con el espectador.
La lástima es que, a estas alturas, tal vez yo sea tan poco ingenuo como él y en ningún momento me deje embaucar por su prestidigitación. Desde un principio noté demasiado los cables que accionarían la película. Seguramente ése sea el gran pero del film: que en el fondo, y a pesar de su vano intento formal, resulta absolutamente predecible ¿Su mejor valor? Redescubrir que, pasados cien años y mil películas, la única magia de este mundo en la que cree Woody Allen es el amor. El ilógico amor. Tan imperfecto como esta pelílcula. E igualmente digno de ser disfrutado a la luz de la luna.
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al final Allen siempre merece el visionado