
Valoración de VaDeCine.es: 5.5
Título original: Metegol Nacionalidad: Argentina Año: 2013 Duración: 106 min. Dirección: Juan José Campanella Guión: Juan José Campanella, Eduardo Sacheri, Gastón Gorali (Cuento de Roberto Fontanarrosa) Música: Emilio Kauderer Fotografía: Thomas Closs Intérpretes: Animación
Trailer Antes de nada quiero decir que yo no quería ver Futbolín, yo quería ver Metegol. Y es que el último trabajo de Juan José Campanella llega a España desgarrado, roto, incompleto, o mejor dicho trastocado, cambiado, alterado. Porque es cuanto menos anecdótico que se doble un trabajo diseñado, concebido y creado en la misma lengua. Aunque justificados por el mismo director, Michelle Jenner y sobre todo Arturo Valls no cuelan. Me asalta al pensamiento qué pasaría, por ejemplo, si el cuento del viejo Casale, fuera "reescrito" por Ruiz Zafón, Pérez Reverte o siquiera Santi Segurola, pues seguramente quedaría en una burda anécdota de borracho.

Se nota como para Campanella, al igual que para otros tantos argentinos, el fútbol es una religión que ha perdido el norte. La pasión se ha ido diluyendo en contratos millonarios, en una mediatización masiva de un deporte en el que casi se ha olvidado el sentido de jugar por diversión en pos de modas y modelos pasajeros, resumida en un aforismo tan esclarecedor como escalofriante. Campanela dice: "las superestrellas pasan, pero el manager siempre queda". De esta forma el director, que muestra un claro amor por el carácter más amateur del deporte, sentencia que lo que fue ya nunca más será.
Lejos de inquietantes moralejas, valores como la amistad, el amor y la fe en uno mismo son los que colman el film y son los que pueden vencer a todo lo demás. Aunque, si bien, la presencia de estos son el motor del film, esas bonitas palabras se quedan en nada cuando son diluidos gracias a unos gags innecesarios, más propios de dibujos animados cutres, en los que se emplea buena parte del metraje. Escenas totalmente fuera de la trama centradas, supongo, en buscar la risa cómplice y fácil del infante, aunque en realidad se consiga un estridente chirrido, sobre todo si cualquiera se compara con el inspiradísimo prólogo. 
Es de reseñar, también, la sorprendente calidad de la animación, la luz es perfecta. Parece que esta liga ya no es sólo cosa de dos, cada vez son más las producciones que pueden entrar a competir de tú a tú con los dos grandes de esto. Ahora que el aspecto "físico" está empatado, habrá que mejorar en lo "táctico", y aquí es donde las buenas historias empezarán a ganar enteros. De momento Futbolín se queda en una primera toma de contacto y como a tantas otras muestras del género falla en lo mismo, esa ligera carencia de alma que sabemos que el director bonaerense es capaz de darle y que aquí no ha conseguido.
En resumidas cuentas, tenemos un buen punto de partida para acercarse a un género que ya no tiene un claro dueño, pero que se deja llevar por los derroteros primigenios de estas obras y por ende no consigue el efecto esperado de un hombre que ya consiguió estremecer con historias parejas como Luna de Avellaneda. Sin duda todo se andará y se conseguirá, seguro (ya se está trabajando en una secuela), pero hoy me temo que a Campanella le toca pasar por debajo de la mesa.
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El viejo Casale.... qué grande el Negro y su 19/12/1971. Ya sabía yo que las intenciones de Campanella iban a ir por ahí: aquel Bachiller del El secreto de sus ojos ya lo desvelaba. Pero también sospechaba que se perdería en los lugares comunes de la animación. A ver si la puedo ver en versión Metegol y vuelvo por aquí a dejar mis impresiones.
"Pasar por debajo de la mesa"... ¡Qué gran manera de finiquitar la crítica!