Valoración de VaDeCine.es: 5
Título original: I Am Legend
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 2007 Duración: 101 min.
Dirección: Francis Lawrence
Guión: Akiva Goldsman, Mark Protosevich (novela: Richard Matheson)
Fotografía: Andrew Lesnie
Música: CJames Newton Howard
Intérpretes: AWill Smith (Robert Neville), Alice Braga (Anna), Charile Tahan (Ethan), Salli Richardson (Zoe Neville), Willow Smith (Marley Neville)
Trailer
Soy leyenda es el enésimo eslabón cinematográfico de una estirpe cuyo origen, como a menudo ocurre, es una novela. De la obra literaria (escrita por Richard Matheson, para más señas) ha bebido el cine por el momento hasta en tres ocasiones. La primera fue en El último hombre sobre la Tierra (1964), con Vincent Price como protagonista y el propio autor como guionista. Apenas unos años más tarde sería Charlton Heston quien protagonizase el título El último hombre… vivo (The Omega Man, 1971). Ya en 2007, y adoptando la denominación original de la novela, Soy leyenda se estrenaría bajo el auspicio del revienta taquillas Will Smith, un actor cuasi convertido en género cinematográfico.
En la evolución de estas diversas adaptaciones se establece una auténtica arqueología de cierto tipo de cine de sci-fi: de la ciencia a la acción, del misterio a la hemoglobina. Y en el estudio de los diferentes estratos y sus actores se refleja el espíritu de cada cinta: Price, Heston, Smith... De la simple lectura de cada nombre ya parece factible inferir el enfoque elegido, la estética y el ritmo.
Valga este breve análisis para encuadrar el film protagonizado por Will Smith, una historia que arranca desde la tan atractiva premisa que el original esboza: la pandemia, los infectados, el único resistente y su lucha por mantenerse vivo pero sobre todo cuerdo en medio de ese sinsentido, de esa soledad. Francis Lawrence, director de la función, dota de atmósfera y deja hacer a su estrella, un Will Smith en su vertiente más grave y apesadumbrada. Completamente acorde con la abandonada ciudad de Nueva York, una despoblada jungla de asfalto constituida en nuevo escenario de la historia (el libro se ubica en Los Ángeles) por el impacto de ver sus icónicas calles desoladas, también por la empatía que la ciudad genera ante la catástrofe en esta nuestra sociedad post 11-S.

Captada la atención con el conseguido arranque, con el público interesado y expectante, el film duda entre seguir la estela de la obra original, la del concienzudo científico y criaturas vampíricas, o abrazar esa vertiente zombi/infectado tan en voga en los últimos tiempos. Un mesotés de engendro fotofóbico será la funcional elección del largometraje. Otro cantar será el vulgar diseño del mismo y su excesiva digitalización. Sus movimientos toscos terminan por fracasar en las luchas cuerpo a cuerpo con el actor real. Allí no hay contundencia, no hay realidad. La criatura se percibe intangible y el terror se evapora. Los problemas de no tener a Tom Savini en tu agenda de contactos.
Más allá de la liviandad de las criaturas, el film mantiene el pulso mientras el doctor Robert Neville (Will Smith) nos enseña su rutina como último humano del planeta. Su quehacer diario y su trinchera nocturna. La relación con su perro, frágil hilo que le separa de la locura. Sin embargo, Francis Lawrence parece sentir asfixia dentro de su propia propuesta (que precisamente por claustrofóbica y solitaria, infundía tanto temor) y necesita buscar aire en la introducción de personajes, en la creación de situaciones del todo inverosímiles, traicionando el principio de prudencia del hasta ahora superviviente protagonista. Por ahí pierde fuelle el conjunto, un pinchazo que ni Will Smith será capaz de parchear. La rueda se desinfla y toca hacer a pie el resto del metraje. Un camino con apeaderos en lo religioso, lo determinista y una ininteligible inmolación. Definitivamente la película queda partida en dos. Ya nada en ella será legendario.
totalmente de acuerdo contigo