Película Iron Sky

En Tercer Reich no cayó por completo en 1945; sobrevive escondido en la cara oculta de la Luna. Ahora se ha rearmado y pretende conquistar la Tierra. Estamos ante nazis del espacio, efectivamente. Invasión extraterrestre por tanto. Leyeron bien sobre esta descacharrante frikada. 2018 es el año elegido para abandonar el exilio.
El nuevo trabajo de Timo Vuorensola (dado a conocer por la parodia amateur Star Wreck: In the Pirkinning) despierta sensaciones encontradas desde su mismísima gestación: el lanzamiento de un trailer falso que reclamaba colaboración para dar forma a su atractiva premisa. La respuesta de la comunidad internauta fue lo suficientemente intensa como para filmar la película. Sin embargo, y como puede temerse, la tormenta de ideas se hace notar hasta configurar un desigual producto con mil padres e insufribles arrebatos de spoof movie; una broma que concede idéntica importancia a las insoportables tonterías paridas por cualquier nerd cachondo que a su corrosiva sátira política, por momentos francamente lúcida aunque con un neto desinterés por la sutileza como constante.

Si bien es cierto que se distingue un diseño de producción sugerente, resulta patente el alma de película realizada por aficionados desde su persistente adicción al homenaje hasta su flojo montaje o la vulgar estructura episódica que preside un guión plagado de no-personajes y situaciones forzadas. Abundan las escenas demasiado aferradas al decorado, casi prometedoras de porno tras cada diálogo, y los altibajos de ritmo producidos por una planificación muy mal calculada. Alivian la apariencia casera sus esforzados intérpretes y unos efectos especiales capaces de afianzar suficientemente el modelo steampunk por el que apuesta Vourensola a la hora de retratar esta amenaza anacrónica. Buenos mimbres pero tosco acabado para una gamberrada que promete bastante más de lo que posteriormente desarrolla. No pasa el corte.