Película eXistenZ

Haciendo gala de un extremadamente subrayado estilo personal, David Cronenberg desarrolla en eXistenZ su particular visión acerca del creciente empeño humano por realizarse a través de aventuras y juegos virtuales. La más que inquietante temática viene siendo fuente de inspiración recurrente para la ciencia ficción de nuestros tiempos. El baile de giros y dudas sobre lo que es real e irreal, o mejor dicho, material o figurado, viene a ser una de las grandes bazas argumentales en este (ya podemos decirlo) subgénero. En manos de Cronenberg la fantasía de vivir una experiencia dentro de nuestra propia mente torna en conseguida pesadilla erótica con marcados tintes terroríficos. Puro deseo, alucinación y temor. Nuestro subconsciente en el microscopio de este inimitable director superdotado para la metáfora y la forma.

Para el realizador canadiense la cibernética utilizada a la hora de evadirse en juegos virtuales no es informática sino orgánica, introduciendo nuevamente en su filmografía elementos viscosos de naturaleza viviente y, cómo no, repugnante. La elaboración de atmósferas turbadoras y frías vuelve a ser el fuerte de un equipo de producción formado por los casi inseparables Cronenberg (dirección y guión), Howard Shore (música) y Peter Suschitzky (fotografía). Pero las particularidades no acaban en el repulsivo y a la vez sugerente diseño de la película. Su -en principio- extravagante desarrollo argumental, con el singular sello del autor impreso, se muestra deliberadamente ilusorio con la intención de ubicarnos en los terrenos de la zozobra. Al igual que el juego que da título a esta obra, eXistenZ exige al espectador que se adentre en su extraña historia hasta decodificarla, viéndonos inmediatamente representados en uno de sus personajes principales, el interpretado por Jude Law, cuya percepción pronto deja de hacer pie hasta caer en el abismo de una tecnología atractiva pero quizás demasiado arriesgada…tanto como la diseñadora de ésta, Allegra Geller, a quien presta cuerpo y alma una maravillosa Jennifer Jason Leigh.

Si bien es cierto que la cinta se muestra más solida en su propuesta y aspecto simbólico que en la posterior disposición de una trama menos interesante, las ideas fundamentales de Cronenberg acerca de la multirealidad y sus consecuencias logran fluir con intensidad durante el metraje favorecidas por un sobresaliente manejo de la narración; cualidad, y cabe reconocerlo también, constante en la obra de este artesano de lo grotesco hecho arte y ensayo.