Película Men in Black III

Muchos claman que tras la decepción de la segunda parte de la sorprendente mezcla de acción y comedia en el entorno de la Ciencia-Ficción que fue Men in Black, esta tercera entrega devolvía hasta cierto punto lo que se había perdido en dicha continuación, la frescura, originalidad y en definitiva la forma de hacernos disfrutar como enanos con un entretenimiento bien acabado. Y si bien en esto último no hay queja ninguna, 250 milloncejos mediante, y en el capítulo actoral todos salen bien parados, desde un buen Josh Brolin hasta un irreconocible Jermaine Clement (Flight of the Conchords), todo lo que nos vuelve a poner la sonrisa en la boca es un deja vu de aquella, si bien el tiempo que ha pasado desde la primera de la trilogía es el responsable de que volvamos a comernos el mismo plato recalentado sin rechistar ni un ápice.

Como si un elemento meta-cinematográfico se tratara el equipo de guionistas han querido introducir en la receta un ingrediente muy utilizado en el género pero que no había aparecido en las dos primeras películas, los viajes en el tiempo. Un lugar común muy socorrido que permite alargar las franquicias con múltiples posibilidades pero sin salirse de lo ya conocido, en este caso utilizando la implicación más cómica que tiene el mundo propio de los Men in Black. Una vuelta sobre sí misma que hace que la película focalice un poquito más en los dos personajes principales. Así pues se trata de una película de orígenes encubierta en la que la trama “salvemos el mundo” es casi lo de menos, dada la plana sencillez de la misma. El problema es que ese supuesto ahondamiento en la naturaleza de los protagonistas resulta bastante poco trabajado, básico, como todo en una cinta que arriesga poco o nada en su desarrollo y final. La premisa inicial es sólo usada para algunas bromas con cierta gracia e incluso el gadget más molón de toda la peli está claramente desaprovechado.siempre que Will Smith te entre por el ojo y no te moleste desconectar un poco la materia gris. En una época de grandes explosiones, chavalotes con capa y todo eso, no deja de ser reconfortante que unos héroes chapados a la antigua, algo que dada la temática resulta realmente paradójico aunque no en vano este viaje a finales de los 60 no hace sino ponerlos en un contexto mucho más adecuado desde un punto de vista estético y moral que el ambiguo y desmadrado presente, consigan de una manera bastante sencilla y natural arrancar más divertimento que el 90% del resto de películas de similar presupuesto. Por tanto un…¿triunfo? Usted decide.