Película La fría luz del día

Cuando una producción hollywoodense decide desarrollar su acción en nuestro país, hay que echarse a temblar. Si en Misión Imposible 2 se cometía la desfachatez de mezclar la Semana Santa con las Fallas, los responsables de La fría luz del día, como era de esperar, no se han documentado de mejor manera y presentan una, cómo decirlo, poco rigurosa visión de España. Más bien, los lugares donde se ambienta la trama (Madrid y la Costa Blanca) sólo sirven para introducir al confuso protagonista del film en un escenario exótico, tanto para él como para el público americano. De esta manera, el sorprendido espectador patrio le resultará, cuanto menos, rechinante observar en la gran pantalla, por ejemplo, la particular versión que da el director sobre una comisaría de la costa española -semejante a una tasca maloliente donde los policías desaliñados y sudorosos juegan a las cartas- o los errores geográficos entre barrios de Madrid, o el mostrar la propia Plaza Mayor desierta en una de sus secuencias de tiroteos….

Entrando más en faena sobre la cinta en sí, puedo asegurar que a día de hoy es la peor proyección que me he echado a la cara en la sala de un cine. Y es que el realizador Mabrouk El Mechri, a través de una dirección chapucera digna de Ed Wood, construye un thriller de espías atropellado y sin sentido que, sin pretenderlo, parece una parodia de las películas de espionaje de Hitchcock (contiene hasta su particular McGuffin) o de la saga Bourne, pero en este caso mucho más cercano a ese cine de acción cutre de los 80 y 90 protagonizado por Steven Seagal o Dolph Lundgren. Así, abraza la Serie B de la peor calaña, cercana al telefilm, incluyendo escenas que harían sonrojar al mismísimo Jesús Franco (especialmente hilarante aquélla en la que una gogó de la Fabric y ¡¡estudiante de medicina!! cura una herida de bala…). Pero lo peor de todo, es su poco trabajado guión (a saber en cuántas papeleras terminó antes de ser rescatado) que además de contener unos diálogos que dan vergüenza ajena, está lleno de incoherencias argumentales, del tipo, los que parecen buenos son malos, o los malos son realmente buenos o al revés….cualquiera sabe, ni le importa a nadie.

Y la pregunta que todos nos hacemos llegados a este punto es ¿cómo demonios han convencido al popular elenco actoral para meterse en este desaguisado? Pues espero que les haya sido económicamente rentable, porque lo que es en prestigio no van a salir muy bien parados. Y es que, el reparto está horrible casi en su totalidad, incapaz de sobreponerse a las carencias del guión y de dirección, tan sólo Bruce Willis, que por suerte para él sólo realiza un cameo, evita hacer un ridículo mayor al propio de salir en la película. No pueden decir lo mismo tanto una perdidísima Sigourne Weaver en su papel de villana, como el poco carismático protagonista, Henry Cavill, futuro Superman. Tampoco es digno de recordar el mediocre trabajo de los españoles del reparto; de tal manera que no creo que estén muy orgullosos del mismo, ni Verónica Echegui en su primera aparición en Hollywood retomando su papel de , ni un bochornoso Óscar Jaenada haciendo de mafiosillo quinqui dueño de la Fabric.