Película Hellboy II: El Ejército Dorado

A Del Toro se le fue la mano. Para la segunda entrega de las aventuras de este peculiar héroe basado en el cómic de Mike Mignola, el director azteca no pudo resistirse a inundarla de tanta fantasía que los personajes humanos, en este caso son los verdaderos bichos raros de la historia, pues entre elfos, goblins, trolls, demonios, hadas y demás monstruos, incluso nuestro querido Hellboy es de lo más normalito. Tras todo el cuidado trabajo realizado en la presentación del personaje durante la correcta primera entrega, Del Toro debió pensar que ya era hora de meter ruido, y a fe que lo hace, aunque con escasa coherencia.

Aunque la cosa pinta bien en un inicio del film que sitúa de nuevo la historia para los profanos y presenta un animado prólogo bastante prometedor, pronto veremos los grandes problemas de una película que cuenta con un guión nada acertado, desmoronándose inevitablemente toda la feria visual que construye el director sobre este terreno tan inestable. Dar rienda suelta a su increíble mundo fantástico podría parecer atractivo a priori, pero parece que tras El Laberinto Del Fauno en 2006 Del Toro ha perdido la capacidad de sorprendernos volviendo a repetir criaturas de gran parecido que vulgarizan ambas películas. Quizás se agotó el torrente creativo, o quizás esté guardando lo mejor de sí mismo para el esperado El Hobbit (si es que se queda el proyecto tras esto), pero el caso es que Hellboy II: El Ejército Dorado, parece un vulgar y masivo casting de seres imaginarios para esta esperada película del Universo Tolkien en el que intuimos que difícilmente alguno de los participantes pasará a la segunda ronda.

La trama nos cuenta como la tregua pactada hace milenios entre el mundo de los hombres y el de lo oculto, regido por una monarquía élfica, queda puesta en peligro por el ambicioso Príncipe Nuada con la amenaza de despertar un legendario ejército mecánico invencible. Hellboy, su novia Liz, el anfibio Abe y los demás miembros de la Agencia Secreta para Asuntos Paranormales deberán impedir que esto suceda en una cinta atropellada, incoherente y aburrida por momentos, que teniendo la simple pretensión de entretener, no lo consigue para un público medianamente exigente.

Previsible en su desenlace, demasiado disparatada en el desarrollo e insuficiente en las intenciones de dar profundidad a los mayores matices sobre la naturaleza del héroe rojo -que con tanto acierto fueron tratadas en la primera entrega-, el film transcurre entre absurdas peleas de pareja, diálogos sin chispa, notables fallos de guión, escenas que directamente sobran y excesos que, como digo, hacen perderse en un mar de vulgares bichejos los pocos atractivos que obviamente aparecen, pero que quedan impedidos en su aspiración de convertirse en iconos, peligrando también, lo cual es mucho peor, los diseñados junto al fauno en su anterior aplaudido trabajo. Y es que por momentos el asunto nos recuerda a ese bar lleno de plástico y poco talento de Star Wars (George Lucas.1977), donde conocimos a la tripulación del Halcón Milenario.

Con todo lo dicho, alguien debió recordarle a Del Toro aquel dicho popular que asegura que “lo poco gusta y lo mucho cansa…”, porque Guillermo esta vez nos ha aburrido con su abuso, aunque no perdemos la esperanza en él. El mérito técnico y visual nadie lo niega, pues en ese aspecto es notable, pero hay que pedir mucho más, ya que él sabe y seguro puede. ¿Hellboy III? Muy probablemente, aunque esperemos sea cimentada sobre un guión bastante más firme y haciendo gala de la mesura necesaria para no volvernos a decepcionar.