
Valoración de VaDeCine.es: 6
Título original: Immortals Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2011 Duración: 110 min. Dirección: Tarsem Singh Guión: Charley Parlapanides, Vlas Parlapanides Fotografía: Brendan Galvin Música: Trevor Morris Intérpretes: Henry Cavill (Teseo), Mickey Rourke (Hiperión), Freida Pinto (Fedra), Stephen Dorff (Stavros), Luke Evans (Zeus), John Hurt (viejo)
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OSADA MITOLOGÍA KITSCHEn el purismo entendido como conservador de la doctrina, garante de la tradición y los buenos usos, poca o ninguna concesión queda para la corrupción de los mitos clásicos, para el experimento con el encuadre o las nuevas técnicas cinematográficas. Nada pues para esta aberración titulada Immortals, tan bastarda como su Teseo protagonista, mito libérrimamente adaptado, apenas orbitado cabría convenir. Y es que en el libreto a cuatro manos de los hermanos Parlapanides, todo cómic y mitología, Teseo, más allá de su usual Minotauro, abraza a un Hiperión (aterrador Rourke) aquí reconvertido en brutal rey, empuña el arco de Epiro (¿?) y despacha con dioses y titanes.
Pero si de espurio calificábamos el guion, parecido adjetivo ajusta para definir su dirección fílmica y artística. Así, el realizador indio Tarsem Singh se sacude todo complejo para referenciar al Snyder de 300, el Titus de Taymor, a la tendencia pulp y el gusto kitsch, a Caravaggio incluso. Porque despreciado el miedo al ridículo, la violencia más desaforada se entrega aquí a cierto lirismo pictórico en una suerte de poesía vigoréxica de enmarañado parentesco. 
Y, sin embargo, en medio de esta extravagante mezcolanza estética, visual y narrativa aparentemente condenada al descalabro, un brillo singular se alza, un alquímico funcionamiento que convierte el excremento en abono, que obliga a mirar la película como acertada serie B y no atropellado blockbuster. Bondades interesantes, en absoluto desdeñables, las aquí apuntadas por Tarsem Singh, director cuyo nombre convendrá anotar de cara al futuro inmediato, pues bien puede ser que un día termine por liberar su ingenio sin lastre alguno. Porque, también es de ley advertirlo, a pesar de los numerosos riesgos tomados, Immortals se deja estabular hacia una estructuración del relato tremendamente sobada, hacia el ascenso del héroe culminado en arenga tantas veces martilleado en estas epic movies.
Coinciden pues los peores momentos del relato con la medición de la osadía, con el autocontrol y las concesiones, con el camino trillado al fin y al cabo. Afortunadamente, en virtud del esperanzador Singh, y en medio de un vertiginoso viaje poblado únicamente por cimas, sin apenas valles, el apabullante ritmo espantará al tedio para que este Teseo, un bello Henry Cavill, hipertrófico remedo de Tony Curtis, encare la salida del laberinto y, con la aún sangrante cabeza del Minotauro entre sus manos, lidere a los hoplitas hacia una brizna de esperanza por cierto tipo de inmortalidad. 
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Estilazo!!