
Valoración de VaDeCine.es: 2
Título original: Breaking Dawn (Part I) Nacionalidad: USA Año: 2011 Duración: 117 min. Dirección: Bill Condon Guión: Melissa Rosenberg (Novela: Stephenie Meyer) Fotografía: Guillermo Navarro Música: Carter Burwell Intérpretes: Kristen Stewart (Bella), Robert Pattinson (Edward), Taylor Lautner (Jacob), Peter Facinelli (Carlisle), Ashley Greene (Alice), Jackson Rathbone (Jasper), Nikki Reed (Rosalie), Kellan Lutz (Emmett) Página web Trailer
Como si quisiera anticiparnos que la saga es ya una parodia de sí misma, Amanecer comienza, literalmente, con Jacob (Taylor Lautner) quitándose la camiseta. El chulazo licántropo –hay que ver cómo han evolucionado los tiempos desde nuestro idolatrado Michael J. Fox- huye bajo la lluvia de su sino, representado por la tarjeta de invitación a la boda de Bella (Kristen Stewart) y Edward (Robert Pattinson). Por supuesto acaba por acudir –será cosa de seres sobrehumanos lo de tener hipertrofiado el lado masoquista- a tan magno evento. Una vez allí, toda la parafernalia cinematográfica que puedan ustedes imaginar de cualquier comedia romántica con boda en el argumento (vestido, padre orgulloso, amiga que le hace el peinado, ceremonia por todo lo alto, beso, frases cursis, baile, brindis...) consume una buena media hora de metraje sin que haya pasado absolutamente nada que haga presagiar que la cinta vaya a tener un argumento más allá de la correspondiente ración de noñería romántica.
La luna de miel (en Brasil, donde todo parece tener lugar últimamente) traerá consigo un embarazo inesperado y los peores augurios se harán realidad. Todo el metraje pivotará alrededor de este hecho, desencadenante del enésimo roce entre licántropos y vampiros, pues el retoño que Bella porta rompe el pacto de no agresión entre ellos, además de amenazar la vida de ella. Increíblemente la acción nunca llega a cristalizar –excepto una escena en oscuridad donde apenas se intuye algo de lo que
sucede-, sólo hay espacio en la cinta para paupérrimas conversaciones
con anhelo de eternidad. Todo es tan intenso y a la vez monocorde que hace aún más patente la falta de profundidad de todos los personajes de la saga (¿o serán los actores?).

Al Bill Condon de la maravillosa Dioses y Monstruos, sólo se le vislumbra en el injerto de La Novia de Frankenstein al comienzo del metraje. Metido en este asunto por la pasta, no me cabe duda, factura el film de manera completamente impersonal, acorde con el mediocre libreto que maneja.
Por supuesto la saga va sedimentando sobre
la masa su peligroso mensaje conservador. Al alegato pro virginidad
antes del matrimonio -exagerado en esta cuarta entrega con un
sonrojante, casi cómico, pasaje de nervios precoitales-, se une también
la pertinente proclama antiabortista que subyace en el estúpido argumento del largometraje. Y aún nos queda soportar la segunda parte.
|
Macho, como has podido aguantas, la hora y media que dura la peli, sin cortarte las venas??? Eres un heroe!