Escrito por Agente Cooper
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Viernes, 14 de Octubre de 2011 |
2791
Valoración espectadores: 3.50
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Valoración de VaDeCine.es: 3
Título original: Johnny English Reborn Nacionalidad: Reino Unido Año: 2011 Duración: 101 min Dirección: Oliver Parker Guión: Hamish McColl Fotografía: Danny Cohen Intérpretes: Rowan Atkinson (Johnny English), Daniel Kaluuya (Tucker), Rosamund Pike (Kate), Dominic West (Simon Ambrose), Gillian Anderson (Agente Pam Thornton). Página web Trailer
A Rowan Atkinson se le abrieron las puertas del cielo cuando Johnny English recaudó 160 millones de dólares en todo el mundo en 2003. Mucha pasta para una película británica. Agotado Mr. Bean tanto en la televisión como en la gran pantalla –una secuela en 2007 lo corroboraría definitivamente-, el actor inglés encontró un nuevo asidero al que agarrarse para permanecer en el ‘show business’ con su idiotizada reinvención de James Bond. Algún mimbre había, no se crean. A pesar de estar claramente a rebufo de la molona trilogía de Austin Powers, la solvente coraza argumental de aquella cinta corrió a cargo de Neal Purvis y Robert Wade, permanentes guionistas de la saga Bond desde los tiempos de Pierce Brosnan hasta la actualidad. La innegable bis cómica de Atkinson hizo el resto, la mezcla funcionó y convenció al gran público. Como decía, todo un éxito.

La secuela ha tardado 8 años en llegar y parece que no haya pasado el tiempo. Johnny English Returns es un calco de su predecesora con un poco menos de empaque y flema británica y más guiños al mercado americano.
Su interesado alineamiento con la revisión para la gran pantalla de Superagente 86
que Steve Carell y Anne Hathaway capitanearon hace un par de años no
parece casual. La concepción de muchos de sus gags es la misma, incluso los meandros de la trama guardan cierta similitud. Por el camino hacia esa mínima transformación se pierden kilos de mordacidad. El guion de Hamish McColl es una insípida faena de aliño que pretende manipular los mismos resortes cómicos una y otra vez. Con poco aroma a cine de espías, la cinta queda pronto maniatada por el ‘slapstick’, sin otros canales por los que acceder a la carcajada. Atkinson lo devora todo y no siempre está brillante. La presencia de los actores secundarios es meramente testimonial.
Quizá este hecho, mejor que ningun otro, explique la esencia del largometraje: los protagonistas de Expediente X (Gillian Anderson) y The Wire (Dominic West) ninguneados por Mr. Bean. Eso mismo, un exceso. Seguimos esperando un digno sucesor de la hasta ahora inalcanzable Austin Powers 2.
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