Escrito por Dr. Manhattan
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Jueves, 29 de Septiembre de 2011 |
2781
Valoración espectadores: 7.67
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Valoración de VaDeCine.es: 7
Título original: No habrá paz para los malvados Nacionalidad: España Año: 2011 Duración: 104 min. Dirección: Enrique Urbizu Guión: Michel Gaztambide, Enrique Urbizu Fotografía: Unax Mendía Música: Mario de Benito Intérpretes: José Coronado (Santos Trinidad), Rodolfo Sancho (Rodolfo), Juanjo Artero (Leiva), Helena Miquel (juez Chacón), Pedro María Sánchez (Ontiveros)
Página web Trailer Funciona la última película de Enrique Urbizu a modo de montaña rusa de tres tramos: el espectador no dejará de estar en tensión a lo largo de su metraje, pero cuando vivirá su experiencia culmen será justo al principio y al final, inicio y desenlace de la sucísima narración que nos entrega; prácticamente, únicos momentos clave de la misma. Ambas secuencias suponen auténticas set-pieces dentro del género thriller en el que se enmarca la cinta, apogeos que definen a su protagonista, ensalzando la energía de su figura por encima de todo(s) lo demás.
 Sin duda, el cine español está de suerte contando con la presencia de Urbizu entre sus filas. Un viejo zorro que ha sabido heredar lo mejor de nuestra tradición para aunarlo a sus ineludibles referentes foráneos dentro del cine negro, para de esta manera constatar que se pueden hacer buenas cintas pertenecientes a este género en nuestro país, contando únicamente con los medios de aquí, sin atender a imposiciones o modas pasajeras provenientes del extranjero; aprovechándose, incluso, de algunos de los fondos más reconocibles de Madrid para transformar su imagen más profunda en un cenagal de violencia y peligrosidad. Ya en la excelente La caja 507 (quizás mejor que No habrá paz…, a su manera) dio una buena lección de cine, a la vez que denunciaba una situación social bien visible; ahora vuelve a la carga repitiendo modelo y actualizando (variando manteniéndose en una misma línea, en realidad) su discurso.
El título no deja lugar a la duda, y es que nuestro director pretende ser justo. Deja claro desde el mismo comienzo que su film versará sobre las andanzas de un auténtico outsider, un policía fuera de la ley despojado de moralidad -o, cuando menos, de una moralidad bien entendida, conforme a la responsabilidad legal establecida en el marco del puesto que ejerce-, un tipo que pide y se bebe los cubatas como si le fuera la vida en ello, al que no le importa cometer un triple asesinato y borrar el rastro de su ejecución como si nada hubiera pasado; pero que, a pesar de todo ello, lucha por unos ideales férreos, que curiosamente le sirven de servicio al cuerpo policial al que pertenece, por más que éste emplee otros métodos más ortodoxos en su lucha contra un enemigo común. De ahí se puede extraer el sentido crítico que subyace bajo la cinta, que no es otro que el que establece la paradoja de que, a pesar de tener a uno de sus enemigos en casa, es precisamente éste el que ha de acabar con una amenaza, y no cualquiera de ellas sino la mayor de todas: el terrorismo de raíz integrista. A su alrededor, burocracia, lentitud, falta de arrojo y una casi manifiesta incompetencia. Un mensaje demoledor.
 Sin embargo, y pese a la templanza y fría ejecución que Urbizu demuestra tras las cámaras -situándose así en paralelo a los modales y el semblante de un Coronado espectacular que consigue transmitir todo el temor y el respeto que ostenta su figura del inspector Santos Trinidad-, el movimiento central decae en interés toda vez ya conocemos los principales rasgos del personaje protagonista; es entonces cuando la historia comienza a complicarse a sí misma por su enredamiento dentro de un conflicto mucho mayor, sin que apenas nos hayamos dado cuenta de ello. Existe un mal engranaje entre ambas vertientes de la narración y, aunque el tramo final recupera el aliento y deviene en un final apasionante, lo hace en base a una trama que sin duda llega demasiado lejos. No obstante, el placer de ver la arrebatada ascensión y fulgurante caída a los infiernos de todo un antihéroe bien lo merece.
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Tengo muchísimas ganas de ver esta. La caja 507 me pareció cojonuda. No sé muy bien cómo, pero Urbizu dota de veracidad y duro realismo al policíaco español, algo verdaderamente inusual, mágico diría yo mientras se vienen a la memoria seriales como El comisario o Los hombres de Paco.