Valoración de VaDeCine.es: 4,0
Título original: Conviction (AKA Betty Anne Waters)
Nacionalidad: Estados Unidos
Año: 2010 Duración: 107 min.
Dirección: Tony Goldwyn
Guión: Pamela Gray
Fotografía: Adriano Goldman
Música: Paul Cantelon
Intérpretes: Hilary Swank (Betty), Sam Rockwell (Kenny), Minnie Rogers (Abra), Juliette Lewis (Roseanna Perry), Bailee Madison (Betty joven), Tobias Campbell (Kenny joven)
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Trailer
Tony Goldwyn nos presenta un nuevo (que no novedoso) drama judicial de lo más anodino y estereotípico y que, con franqueza, pocas son las virtudes cinematográficas y emotivas que nos brinda. Y, en esta ocasión, si tomamos en cuenta a Platón y Aristóteles, válgame la osadía, habré de refutarles en su ideal de la mesotés, de la armonía del alma ya que, en ocasiones, la virtud no se halla en el término medio, sino en la expresión torrencial de emociones, en la capacidad de impacto de la imagen, en el manierismo estructural del formato. Si a priori conocemos los hechos reales en los que se basa la cinta, podríamos pensar que se trata de una historia tan grandilocuente que debiera elevarse a la categoría de hazaña y que por tanto la moderación quedaría completamente apartada de la misma. Nada más lejos de la realidad.
Goldwyn opta por una inexplicable contención a todos los niveles para narrarnos la extraordinaria historia de Betty Anne Waters, una camarera divorciada y con dos hijos que decide estudiar derecho y licenciarse como abogada para conseguir la libertad de su hermano, condenado a cadena perpetua debido a un fatal error judicial. Nadie atenderá a remediar su inadmisible situación a excepción de su paciente y abnegada hermana que, con su sacrificio y dedicación personal, logrará la final exoneración de una víctima del sistema.

Las suntuosas historias de heroínas que concilian vida familiar y esfuerzo individual siempre han sido extremadamente populares socialmente. No es de extrañar que la encomiable gesta personal acometida por Betty Anne haya conmovido tanto a la comunidad que el director haya querido plasmarla en la gran pantalla. ¿Y quién mejor que Hilary Swank para el papel? Ciertamente no se me ocurre más apropiada elección si queremos asegurar el éxito de los momentos de mayor tensión dramática. Sin duda es el reparto quién sostiene una cinta que se tambalea en números aspectos. Sam Rockwell, en el papel de hermano convicto, sabrá combinar a la perfección los momentos de estoicidad con los de ira irrefrenable, haciendo de su rol un interesante ejercicio de contradicciones. Minnie Rogers, por su parte, aportará consistencia al conjunto en el papel de mejor amiga de Betty.

Lo excepcional de las actuaciones, tal y como exponía con anterioridad, contrastan con la artificiosa sobriedad del resto de elementos presentes. La fotografía no resplandece. La estructura es extremadamente plana e ingenua. Salpican la narración tan sólo unos cuantos flashbacks que nos remiten a la infancia de los protagonistas interrumpiendo la rigidez y reiteración de los acontecimientos que terminan por perderse en el tedio que conlleva la burocracia judicial.
Buscando la corrección a toda costa, la dirección no asume ningún riesgo, detonándose la sensación de nula genialidad en el cerebro del espectador que, ávido de emociones, termina por rendirse al tedio. Forzosamente, la poca originalidad de Goldwyn acentúa el tono de teleplay de sobremesa que, como ya imaginaréis por su argumento, embebe toda la cinta. En definitiva, un reparto extremadamente brillante que contrasta con el escaso ingenio fílmico con el que se aborda este trabajo.

La historia de los hermanos Waters es un hermoso ejemplo de heroísmo femenino y solidaridad familiar en la lucha contra la injusticia y la adversidad. Pero los Waters también tuvieron mucha suerte: si Massachusetts aplicara la pena de muerte, como lo hacen tantos Estados norteamericanos, Kenny habría sido ejecutado y Betty Anne no habría podido arrancar su libertad. Así que esta historia es, asimismo, otra más de las que dicen mucho sobre los espeluznantes errores del sistema estadounidense de justicia.
Betty Anne, la estudiante fracasada en el bachillerato, consiguió a base de codos y horas robadas al sueño dos licenciaturas universitarias: una en Educación y otra en Derecho por la Roger William University, de Rhode Island. No encontró plaza de maestra y siguió trabajando como camarera, pero dedicada en cuerpo y alma a probar la inocencia de su hermano.
El largometraje sigue la línea de títulos como Ejecución inminente, Pena de muerte, Cámara sellada, La caja de música e incluso Erin Brokovich.
La única pega que se le puede encontrar al largometraje, es que así como todos los personajes se van envejeciendo por el paso del tiempo, la protagonista permanece igual durante los 18 años.