Película Infierno en el Pacífico

A menudo se cuestiona sobre este asunto: «¿qué te llevarías a una isla desierta?». Desde luego, la respuesta: «a mi peor enemigo» no creo que fuera demasiado común en la encuesta. Pues precisamente esto, sin elegirlo, es lo que les sucede a los dos protagonistas de esta sugerente película. Así, durante la Segunda Guerra Mundial, tras una batalla naval, naufragan en una remota isla del Pacifico un piloto estadounidense (Lee Marvin) y un oficial japonés (Toshiro Mifune).

En esta enésima y particular revisión del clásico literario Robinson Crusoe encontramos un marcado carácter antibelicista, presentándonos a dos enemigos enfrentados por la guerra entre sus dos países, que inician al llegar a la isla una feroz lucha por los recursos de ésta, compitiendo en ingenio y determinación, desconfiando el uno del otro por sus lógicas dudas preliminares sobre las intenciones de tan peculiar «vecino». Obviamente, pronto ambos comprenderán que tan sólo son dos seres humanos afrontando una situación límite, en la cual tienen más posibilidades de sobrevivir apoyándose mutuamente, forjando paulatinamente una amistad más allá de sus banderas y barreras idiomáticas.

Estamos ante un film osado, en el que John Boorman consigue brillantemente mantener la tensión y la atención del espectador durante todo el metraje contando con tan sólo dos personajes que ni siquiera mantienen diálogos entendibles entre ellos. Gran merito de este éxito, a parte de un atractivo argumento muy recurrente como es el basado en la supervivencia, son, sin duda, las magníficas interpretaciones de Lee Marvin y, especialmente, de Toshiro Mifune, actor por el que siento una especial debilidad, y que en esta producción está, como acostumbra en todos sus trabajos, realmente soberbio.

Precisamente la dificultad de comunicación entre ambos protagonistas muestra de forma conmovedora la naturaleza humana, de carácter sociable, que supera este inconveniente lingüístico potenciando otras habilidades y valores ante la necesidad de contacto con otras personas. De hecho, recomiendo disfrutar la obra preferentemente en su versión original (si el espectador no habla inglés, ya que el japonés doy por hecho que lo dominan pocos), pues sin conocer ninguno de estos idiomas comprenderemos mejor la impotencia, en este aspecto, desde el punto de vista de los dos personajes, funcionando la película perfectamente también en esta versión y quedando patente la alta calidad interpretativa de Marvin y Mifune.

La realización de Infierno en el Pacífico es realmente muy cuidada, ofreciendo una buena fotografía de un paisaje, el de la isla, que por su belleza se presta a ello. En cuanto a su guión, si bien no deslumbra y resulta algo previsible, sí que resulta bastante notable, interesando al espectador y regalando varios momentos cómicos entrelazados con la palpable tensión entre los dos soldados, todo muy de agradecer.

Esmerado, y notablemente pacifista, un film muy recomendable que merece la pena disfrutar por su calidad cinematográfica e invitación a una profunda reflexión con su rotundo mensaje de fraternidad humana.