Película Torrente 2: misión en Marbella

Trasladado a una Marbella tan colorida como casposa, y metido con calzador en la Costa del Sol del pelotazo, José Luis Torrente vuelve a escena, aunque por desgracia esta vez lo hace solo, sin noticias de aquel Santiago Segura tan prometedor en la dirección. Por consiguiente, aquí lamentablemente queda muy poco de lo disfrutado en la primera entrega, al menos más allá de la irresistible gracia con la que Torrente se expresa y su tronchante chabacanería natural. Pero no sólo observamos distancias siderales a nivel argumental o en su descuidado aspecto artístico y técnico, donde flojea el tosco montaje y su fotografía, sino que evidencia un descenso considerable en su cadencia y calidad de gags cómicos, lo cual termina por hundir el conjunto sin remedio.

Basada en un humor aún más grueso -aunque infinitamente menos atinado- y caricaturizando la caricatura que el protagonista ya supone de por sí, la cinta se tambalea entre bromas muy burras y personajes sin gancho. Con el mismo desacierto de su guión, las secuencias se suceden sin demasiada continuidad, observándose cómo sus ya típicos cameos quedan bastante lejos de la simpatía de su antecesora. Igualmente, ni rastro tampoco hallamos de la química de Torrente con sus secundarios, perdiendo por goleada esta nueva colección de idiotas ante aquel equipazo formado por Rafi, Toneti, Malaguita y el Bombilla.

Sí apuntaba bien Segura con el planteamiento del film, vislumbrándose una parodia cañí a lodel agente 007. No obstante, las buenas intenciones se quedan en eso: apenas en unos logrados títulos de crédito y la pretensión de construir un supervillano de manual sobre un José Luis Moreno que no cuela, por muy turbadora que se presuma su personalidad en la vida real. Escaso esfuerzo para una secuela definitivamente decepcionante en todos los sentidos.