Película El Experimento Quatermass

Un misterioso error en el programa secreto del gobierno dirigido por el Profesor Bernard Quatermass (Brian Donlevy) acaba con un transbordador espacial estrellado en medio de la campiña británica. Dos de los tripulantes de la nave han desaparecido y el tercero (Victor Carroon) se muestra completamente ausente. Las pesquisas del profesor, junto al Inspector Lomax (Jack Warner), jefe de la policía local, revelarán que una amenaza extraterrestre se cierne sobre la población.

No estamos ante un título menor de serie B. Basada en un serial televisivo de la BBC que obtuvo gran éxtio en 1953, El Experiemento Quatermass es una de las pocas producciones inglesas que en aquella época alcanzó distribución en Estados Unidos, concretamente a través de United Artists, y su éxito no sólo inauguró la época dorada de la productora –tres años más tarde se estrenaría Drácula-, sino que también dio lugar al comienzo de una saga de títulos con el legendario Doctor Quatermass como protagonista que se prolongará en cine y televisión durante décadas. Recientemente, en 2005, la BBC 4 realizó su propia versión actualizada.

La cinta acarrea con el lastre usual de las películas de ciencia ficción de comienzos de los 50, más si cabe en un producto británico, sin el colchón de la industria hollywoodiense: algún personaje unidimensional, un guion desectructurado y demasiado apresurado y momentos inequívocamente mejorables. Frente a todo ello, la valentía y la falta de complejos de una generación de cineastas que se atrevieron a llevar al cine los sueños de George Méliès para un público entusiasta, ávido de exploración. Y sobre todo un excelente ejercicio interpretativo de su protagonista. Richard Wordsworth demabula con extraordinaria contencion por los terrenos arados por Karloff en Frankenstein. Su paulatina transformación, que anticipa la explotada unos años más tarde en La Mosca, es de largo lo mejor de esta notable cinta de horror llegado del espacio.

Otros autores, posteriores a los que concibieron estas obras casi artesanales, elevarían la ‘ciencia ficción’ a género cinematográfico con mayúsculas y superarían con creces los niveles de calidad de las cintas de los 50, que como ésta, se atrevían muchas veces a poner en duda a la mismísisma ciencia. Pero contemplar que una secuencia de 2001: Una Odisea del Espacio está calcada de esta película, o que el cine de Carpenter posiblemente encontró inspiración en esta cinta; demuestra la gran importancia de estos desacomplejados pioneros. Por muchos tropiezos que tuvieran.