Película El Regreso de los Muertos Vivientes

Como bien es sabido, el subgénero zombie -tal y como lo conocemos hoy en día- tuvo el pistoletazo de salida con el clásico La Noche de los Muertos Vivientes. Éste proporcionó una serie de premisas básicas mediante las cuales se cimentarían la mayoría de películas dedicadas a la popular temática. A partir de aquel momento el zombie sería un reiterativo personaje de referencia, no sólo en el cine de terror sino en la literatura, el cómic e incluso en la televisión. El inevitable horror que caracteriza a semejantes criaturas se ha visto fusionado con diversos géneros; sin embargo, es la comedia con el que más eficazmente conjuga, siendo numerosas las producciones que han introducido el humor para suavizar los elementos gore que suelen acompañar. Éste es el caso de El Regreso de los Muertos Vivientes, que mostrada como una entretenidísima y singular parodia de la obra maestra de 1968, incluso se atreve a variar, en pro de la comicidad, las reglas básicas de muertos vivientes impuestas por George Romero. De esta manera los monstruos presentados por Dan O´Bannon tienen la capacidad de hablar y razonar (impagables las estrategias para atrapar a sus víctimas), además de moverse con la velocidad y agilidad de un ser humano, resultando sobre todo novedosa su peculiar alimentación basada en “cerebros vivos” (inolvidable el homenaje de los Simpson en uno de sus especiales de Halloween).

El reputado guionista Dan O´Bannon -autor entre otros del guión de Alien, el Octavo Pasajero (1979, Ridley Scott)- sería el encargado de escribir y dirigir el film, significando su debut en la realización, aunque a pesar del éxito cosechado por la cinta no volvería a esta faceta hasta el año 1992 con The Resurrected, su segunda y última obra como director.

El Regreso de los Muertos Vivientes no esconde que es un producto deudor de su época. Tanto la banda sonora como su estilo visual y sus innecesarios componentes eróticos son señas de identidad de una década prolífica en subproductos que, a pesar de mantener un adorable encanto, en la mayoría de los casos solían estar exentos de la calidad necesaria. En esta ocasión, sin embargo, no podemos obviar su innegable categoría, asentada en un guión ligero pero vigoroso, conteniendo un grado justo de humor que, sin buscar la carcajada, sí asegura pasar un rato divertido. A sus logros ayudan unos personajes principales que, a pesar de su falta de profundidad (asumible para lo que el film pretende), mantienen un acertado tono cómico apoyado en unas correctas interpretaciones. Tampoco podemos dejar caer en saco roto sus más que logrados efectos especiales y el trabajado maquillaje, elementos claramente distintivos con respecto a otros largometrajes del mismo estilo de esta época.

En conclusión, nos encontramos ante un film sin mayores pretensiones que las de entretener, consiguiendo además provocar una sonrisa permanente y la satisfacción de todo aficionado al terror con alguna escena gore bastante conseguida, amén de aportar nuevas facetas cinematográficas al inagotable subgénero de los muertos vivientes.