
Valoración de VaDeCine.es: 6.8
Título original: The Town Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2010 Duración: 125min. Dirección: Ben Affleck Guión: Ben Affleck (Novela: Chuck Hogan) Fotografía: DRobert Elswit Música: CDavid Buckley, Harry Gregson-Williams Intérpretes: Ben Affleck (Dough), Rebecca Hall (Claire), Jon Hamm (Adam Frawley), Jeremy Renner (James) Página web Trailer
Hay ocasiones en las que ciertos trabajos cinematográficos desprenden un aroma tópico del que resulta difícil zafarse. Sin embargo, existe un reducido número de cintas privilegiadas que, con gran ardid, mucha astucia y, por supuesto, una buena dirección, logran escapar de la monótona sensación de dejavú. Es ésta la gran artimaña y principal virtud de The Town, la segunda incursión de Ben Affleck en el terreno de la realización tras la buena acogida de Adiós, pequeña, adiós (2007). Con The Town, Affleck demuestra un talento en expansión que, a pesar de necesitar un leve pulido, consigue brillar gracias a una dirección sólida, convirtiendo un thriller al uso en un complejo ejercicio de perspectivas y encrucijadas personales a las que hacer frente. De este modo, una banda de atracadores consigue ganarse el beneplácito y consiguiente empatía del público y todo ello gracias a un meritorio planteamiento de la trama y a una, en general, cuidada presentación de personajes. Esto, unido a un sabio manejo de la tensión, un clímax acertado y un gran empaque en cuanto a la filmación de las secuencias de acción se refiere, hacen de esta cinta un ejemplo de cine comercial que consigue llegar a buen puerto. 
Charlestown, un conflictivo barrio de Boston, se convierte en escenario físico y motor del hacer de los personajes, cobrando un peso específico y determinante en la obra. El Affleck realizador se interesa por la psicología de los personajes principales, dándose tiempo para definirlos, estudiarlos y malearlos convenientemente. Acaparando el film en todos y cada uno de sus aspectos, también Affleck se erige protagonista en el papel de Dough, un atracador marginal que trata de escapar a un pernicioso destino trazado por su entorno. Sin embargo, a pesar de tomarse con seriedad su rol, el polifacético actor no consigue otorgar credibilidad a su personaje, siendo éste uno de los grandes desaciertos que empañan al conjunto. Algo más acertada resulta la actuación de su counterpart femenina, Rebeca Hall, que luce espléndida en el papel que se le brinda, siempre y cuando omitamos que encarna a una superflua e inverosímil directora de banco. Pese a que el resto del reparto consigue estar a la altura, por el contrario, cabe apuntar que la imprecisión con que se dibuja algún secundario no concuerda con la trascendencia que desprende, quedando relegado a un simple vehículo con el que hilvanar la trama. Es este el caso de Jon Hamm (Mad Men) en su papel de agente del FBI. La cinta avanza pausada pero enérgica y firme, destilando una acritud seductora. Con una propuesta formal academicista poco o nada estridente, se emplea el flashback en blanco y negro como único recurso expositivo, apostando así por una discreción narrativa que quizá derive en la impersonalidad. Affleck sucumbe ante un declamado deseo de trascender que se hace excesivamente obvio. Pese a ello, el realizador demuestra grandes destellos de ingenio, especialmente en unas secuencias de acción que, grandilocuentes e intensas, consiguen el objetivo que todo thriller persigue: que el espectador vibre.

Hay ocasiones en las que ciertos trabajos cinematográficos desprenden un aroma tópico del que resulta difícil zafarse. Sin embargo, existe un reducido número de cintas privilegiadas que, con gran ardid, mucha astucia y, por supuesto, una buena dirección, logran escapar de la monótona sensación de dejavú. Es ésta la gran artimaña y principal virtud de The Town, la segunda incursión de Ben Affleck en el terreno de la realización tras la buena acogida de Adiós, pequeña, adiós (2007). Con The Town, Affleck demuestra un talento en expansión que, a pesar de necesitar un leve pulido, consigue brillar gracias a una dirección sólida, convirtiendo un thriller al uso en un complejo ejercicio de perspectivas y encrucijadas personales a las que hacer frente. De este modo, una banda de atracadores consigue ganarse el beneplácito y consiguiente empatía del público y todo ello gracias a un meritorio planteamiento de la trama y a una cuidada presentación de personajes principales. Esto, unido a un sabio manejo de la tensión, un clímax acertado y un gran empaque en cuanto a la filmación de las secuencias de acción se refiere, hacen de esta cinta un ejemplo de cine comercial que consigue llegar a buen puerto. Charlestown, un conflictivo barrio de Boston, se convierte en escenario físico y motor del hacer de los personajes, cobrando un peso específico y determinante en la obra. El Affleck realizador se interesa por la psicología de los personajes principales, dándose tiempo para definirlos, estudiarlos y malearlos convenientemente. Acaparando el film en todos y cada uno de sus aspectos, también Affleck se erige protagonista en el papel de Dough, un atracador marginal que trata de escapar a un pernicioso destino trazado por su entorno. Sin embargo, a pesar de tomarse con seriedad su rol, el polifacético actor no consigue otorgar credibilidad a su personaje, siendo éste uno de los grandes desaciertos que empañan al conjunto. Más acertada resulta la actuación de su counterpart femenina, Rebeca Hall, que luce espléndida en el papel que se le brinda, siempre y cuando omitamos que encarna a una superflua directora de banco. Pese a que el resto del reparto consigue estar a la altura, por el contrario, cabe apuntar que la imprecisión con que se dibuja algún secundario no concuerda con la trascendencia que desprende, quedando relegado a un simple vehículo con el que hilvanar la trama. Es este el caso de John Hamm (Mad Men) en su papel de agente del FBI. La cinta avanza pausada pero enérgica y firme, destilando una acritud seductora. Con una propuesta formal academicista poco o nada estridente, se emplea el flashback en blanco y negro como único recurso expositivo, apostando así por una discreción narrativa que quizá derive en la impersonalidad. Affleck sucumbe ante un declamado deseo de trascender que se hace excesivamente obvio. Pese a ello, el realizador demuestra grandes destellos de ingenio, especialmente en unas secuencias de acción que, grandilocuentes e intensas, consiguen el objetivo que todo thriller persigue: que el espectador vibre.
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Si es que Affleck empezó con buen pie en esto del cine con el guión del El Indomable Will Hunting y sus primeras colaboraciones con Kevin Smith: Mallrats y la gran Persiguiendo a Amy.
Queda claro que a este tipo le va mejor andar a su aire que formar parte del star system.