
Valoración de VaDeCine.es: 7,5
Título original: American Psycho Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2000 Duración: 101 min. Dirección: Mary Harron Guión: Mary Harron & Guinevere Fotografía: Andrzej Sekula Música: John Cale Intérpretes: Christian Bale (Patrick Bateman), Jared Leto (Paul Allen), Justin Theroux (Timothy Bryce), Willem Dafoe (Donald Kimball), Reese Witherspoon (Evelyn Williams) Trailer
Película controvertida la que nos ocupa. El gran éxito del libro en el que se basa hacía esperar una cinta de notables proporciones, fielmente ceñida a la historia del homónimo best-seller, capaz de satisfacer a los fans y descubrir su contenido a los que no lo leyeron. No obstante, una vez más el cine y la literatura, aunque sean parientes, son muy distintos. Una realidad que muchos no acaban de entender, pues perfectamente un cineasta puede hacer su película con absoluta libertad captando ideas de una novela sin tener, necesariamente, que convertir por completo el texto en imágenes. La verdad, siempre odié la archiconocida frase que todos hemos escuchado: "me gustó más en el libro...", claro que sí,... pero no mezclemos churras con merinas. Por tanto, convencido de esto, la crítica destructiva hacia American Psycho en base a su alejamiento del libro de Bret Easton Ellis queda, en mi opinión, desprovista de argumentos. Lo que aquí ponemos en tela de juicio es el contenido global de los 101 minutos del film. Nada más. Valorada estrictamente como obra cinematográfica sus virtudes son numerosas, comenzando por la acertada elección de Christian Bale para el papel protagonista, Patrick Batmeman, particular psicópata al que da vida de manera impecable. Sin duda, éste sería uno de los trabajos que lanzarían a Bale al estrellato definitivo en Hollywood, demostrando su enorme talento con el retrato de este perturbado capaz de capturar la atención del espectador con su aterradora inexpresividad, consecuencia de un vacío existencial que le arrastra al delirio.
Los psicópatas son un filón para la industria del cine. Sus mentes asesinas asustan tanto como nos fascinan. ¿Qué les lleva a cometer esas atrocidades? El séptimo arte nos ha regalado una amplia gama de maniacos homicidas producto de entornos hostiles o traumas de todo tipo. Sin embargo, la novedad de Patrick Bateman radica en que se trata de un acomodado alto ejecutivo de Wall Street en la década de los 80 rodeado de lujos. Un personaje entregado al culto al cuerpo y encerrado en un círculo de amistades que peca de superficialidad elitista y competitividad hasta el punto de mimetizarse tanto que, incluso entre ellos, se confunden. Todo este ambiente, en el que el reto más importante de Bateman consiste en destacar con banalidades como conseguir una reserva en el restaurante de moda, conduce al protagonista al tedio absoluto, encerrándose en sí mismo en su progresiva pérdida de emociones humanas, todo ello, eso sí, sembrado sobre una fértil capa de estado mental bastante delicado. Con una absorbente narración en primera persona, la película fascina de veras, pues en un marco de agresivo humor negro las constantes salidas de tono del personaje resultan tan sorprendentes como divertidas, sobre todo en sus momentos de aparente lucidez. La ambientación es espectacular y la recopilación de conocidos temas musicales de la época dota a la película de un toque bastante personal y atractivo. Así pues, las canciones de Phil Collins, Huey Lewis and the News o Robert Palmer encajan perfectamente en una esquizo/trama encaminada a perfilar a este melómano yuppie durante unas salvajadas nocturnas incapaces de saciar su maniática sed de sangre. Pero entrando en la polémica que levanta American Psycho, ciertamente la colección de asesinatos que vemos en el film parece sacada de un catálogo de películas de terror. No obstante, lo que en apariencia pudiera resultar una falta de originalidad, no lo es en realidad si seguimos la trama con atención. Bateman es mostrado, en su búsqueda de entretenimiento, como un gran aficionado al cine, e incluso vemos una secuencia de la Matanza de Texas en su televisor, lo que sin duda inspira la mente del desequilibrado en unos absurdos asesinatos que el espectador no acierta a enmarcar dentro de la lógica, razón por la cual la película parece adquirir una vulgar factura si obviamos el tremendo final (causante de gran controversia) que nos aguarda. Un desenlace que hemos de analizar (incluso con un segundo visionado de la cinta) para dar validez a una vorágine que no alcanzamos a catalogar como creíble.
Probablemente, el gran problema de la cinta es que Mary Harron no supo, o no quiso, transmitir de manera sencilla la enfermiza realidad de Patrick Bateman, resultando el acabado altamente confuso y abierto a varias lecturas. Una circunstancia que la crítica parece no haberle permitido a esta directora, mientras que, por el contrario, a ciertos enfants terribles del cine sí. En cualquier caso, la idea global es estupenda y, sin duda, el resultado artístico francamente notable, además de elaborar el caldo de cultivo para interesantes debates sobre el film. No obstante, sus incondicionales hemos de reconocer que es posible que, aun descodificada la película, se eche en falta una menos subjetiva distinción de situaciones reales dentro de los delirios asesinos de Bateman. En conclusión, una gran incomprendida en el cine de los últimos años que, pese a no obtener mucho éxito en su estreno, paulatinamente se ha convertido en firme candidata para llegar a ser considerada una de esas curiosas piezas de culto. Definitivamente, un trabajo que no le dejará indiferente.
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A mí me gustó mucho más que el libro, incluso el final.
Y eso que me he leído unos cuantos de Easton-Ellis...