Película The Karate Kid (2010)

El rollo maestro/alumno, ése que comienza con dudas por ambas partes y acaba en feliz aprendizaje, no es que esté supertrillado para este innecesario remake, es que ya forma parte de la plantilla para generar películas de artes marciales. Con esto no pretendo decir que me disguste la temática, ni mucho menos, ya que como simpatizante del subgénero confieso un placer culpable con estos entrenamientos intensivos de cuerpo y mente. Sólo intento hacerles llegar la esencia de esta cinta que, aunque digna en su familia y conocedora del ritmo que ha de imprimir a su ágil montaje, apenas ofrece nada más que este cursillo acelerado de lucha y filosofía oriental. Avisados ya, les quedan dos opciones si no son niños -a estos les encantará-. La más probable, si son poco o nada aficionados, es el puro descarte de su visionado. Por el contrario, la otra vertiente, a la que personalmente me acojo, es que quizás comprendan que pueden pasar un rato distendido siguiendo las evoluciones del vástago de Will Smith bajo la tutela de un grande del Kung Fu como Jackie Chan.

Edificada sobre la sorprendente química entre ambos actores, esta revisión del clásico ochentero regala sus mejores momentos cuando estos conectan en pantalla, tanto física como emocionalmente. De su agradable relación, tierna por momentos y repleta de chispitas de humor -que de eso andan sobrados el tito Jackie y los genes de Jaden- surgen las secuencias más válidas de la obra. Argumentalmente el resto se lo pueden imaginar: maniqueísmo delirante, lugares comunes, matones de colegio, situaciones muy forzadas y unos personajes de lo más estereotipado y plano, con mención especial para el instructor de los rivales de Jaden, cuya nula pedagogía bien merece la expulsión de cualquier escuela deportiva. Por supuesto, y era el mínimo exigible, encontramos hábiles coreografías de lucha y un eficiente trabajo fotográfico que hacen valer la gran inversión realizada. Y qué más quieren que les cuente. Nos empeñamos en desgranar todas las pelis, pero esto no da para más. Antes intuían y ahora ya saben exactamente lo que pueden hallar aquí. Un producto que siempre ha tenido y tendrá su público y su momento. Sólo hay que entender y entrar en el juego de su extravagancia o pasar de largo. En sus manos queda valorar si les apetece el sencillo menú o no son ustedes mucho de chinos, ni siquiera un martes por la noche.

Post crítica: ¿a qué viene este título? están en Pekín y practican Kung Fu, no Karate, que por otro lado es japonés. Pero bueno, todo sea por identificar al público con la original, ¡no se vaya a desorientar alguien en los multicines!