Película Exposados

Titulada originalmente The Bounty Hunter, la extraña costumbre de la traducción libre ha dado en rebautizar este film como Exposados, un supuestamente ingenioso juego de palabras que describe de manera infinitamente más certera el producto que estamos a punto de presenciar. Desde aquí, me gustaría agradecer al departamento de marketing de la distribuidora nacional la rigurosa moderación de expectativas que con este cambio realiza. Porque Exposados es, sin margen para la más mínima originalidad, el simplón film romántico de exparejas jugando al gato y al ratón que su remozada denominación apunta.

Puestas todas las cartas sobre la mesa, el cansino y repetitivo discurrir de la historia fondea en todos y cada uno de los hospedajes que cualquier espectador con una decena de comedias románticas a sus espaldas podría vaticinar. Desde la inicial “comicidad” de las tensiones entre ex, hasta el afecto final que ambos se siguen profesando subconscientemente; pasando, cómo no, por el redescubrimiento durante el viaje de los momentos especiales que su relación también tuvo. Esquema que Andy Tennant, su director, lleva aplicando durante toda su edulcorada y especializada filmografía.

Entretanto, para barnizar el raquítico argumento, nos veremos envueltos en una insípida intriga policial que servirá de excusa para unir a los dos personajes principales: ella, periodista fisgona que rehusó pagar la fianza de un estúpido juicio, y él, policía degradado a cazarecompensas judicial que deberá llevar, encantado de ello, a la susodicha ante los tribunales.

Con un Gerard Butler verdaderamente lamentable y una Jennifer Aniston incapaz de sacudirse la expresión de Rachel Green, la absoluta inexistencia de química entre ambos apuntilla una cinta que, a lo sumo, logrará entretener al espectador que renuncie a la más mínima exigencia.

Concebida, en definitiva, para obtener ciertos beneficios en cartelera merced a un par de gags anunciados en su tráiler, bien convendría, antes de enfrentarse a este film, echar un vistazo a su fecha de caducidad. Y es que, cuando le cuelguen el cartel de reestreno en los videoclubs, el olvido se apoderará de un producto que ya habrá completado su recorrido comercial. Ya se sabe: consumir preferentemente antes de…