Película Repo-Men

Cuando una producción de Hollywood tarda tres años en ver la luz desde su rodaje (final de 2007), uno tiende a esperar de todo menos algo medianamente aceptable. Repo Men no defrauda, es muy mala. Este caótico refrito “Sci-Fi” dinamita en menos de media hora su sugestiva premisa argumental: una empresa de fabricación de órganos artificiales subcontrata la ejecución sumaria de aquellos clientes que no pagan la “hipoteca” de su corazón o su hígado. Así se ganan la vida Remy (Jude Law) y Jake (Forest Whitaker), dos ex soldados a quienes salir de caza cada noche les resulta de lo más rutinario, tanto como para escuchar una buena canción de Sam Cooke en el Ipod mientras liquidan a un moroso.

Y es que Repo Men tiene un grave problema de decisión. Garrett Lerner y Eric García, autor también de la novela, construyen una película inclasificable en el peor sentido de la palabra. Si habían elegido, como parece, el cinismo como vía hacia el esperpento, y con él la crítica, sobra entonces irse una y otra vez por los cerros de Úbeda: aquí un problema familiar telefílmico, ahora una reflexión redentora de lo más patética, un poquito de orgía sangrienta super cool y, por qué no, un apéndice romántico sin pies ni cabeza. Da la sensación de que todos los requiebros son malas excusas para no afrontar –porque no saben o no quieren- las posibilidades sociológicas del escenario propuesto.

 

 


Los actores tampoco ayudan al lucimiento. Al Jude Law versión chulazo hipermusculado quizá le espere un gran futuro en el cine de acción. Es su legítima elección. Lo que está claro es que en este largometraje no queda nada del sensacional actor que maravilló en Medianoche en el Jardín del Bien y del MalGattaca Inteligencia Artificial. Por momentos parece intentar componer algo cercano al descreído Renton de Ewan McGregor en Trainspotting, pero la película cambia tan a menudo de tono dramático que Law se cortocircuita en cada regate, y acaba bastante perdido. De Forest Whitaker cabe esperar que esto haya sido un receso lúdico post-oscar. Como dice su personaje: A job is a job. Completa el reparto Alicia Braga, tan liviana es su interpretación que lo más notable de ella es el cambio de nombre en los créditos por el anglófilo Alice Braga. Todo sea por consolidarse en Hollywood antes de que el calificativo “chica Meirelles” pierda valor.

 

 


Esperen, aún hay más cera. Unan a esto la tosquedad en el desarrollo del argumento como thriller. El primer giro de guión por el que el personaje de Law se convierte en cazador-cazado es caricaturesco, una broma de mal gusto, nunca mejor dicho. Además, el desenlace de la película se ve a la legua. Es gracioso, lo rodean de una atmosfera sorpresiva cuando poco menos que le han puesto un cartel luminoso una hora antes.

Por supuesto también hay para el director de la película. En el último tramo del metraje llega el turno de los homenajes. Los hay obvios (Existenz, Cronenberg en general) y los hay menos obvios (Pulp Fiction ), pero en general muestran a las claras la evidente falta de pericia de Miguel Sapochnik. Todos quedan en evidencia en la comparación, especialmente uno de ellos: aquella maravillosa pelea de Old Boy rodada en un solo travelling lateral, que aquí queda convertida en una escena editada hasta el exceso, como si esperase que con el mareo no percibiésemos la mediocridad. Eso sí, el martillo no falta. Un bodrio infumable.