
Valoración de VaDeCine.es: 6
Título original: El Corredor Nocturno Nacionalidad: España-Argentina Año: 2009 Duración: 98 min. Dirección: Gerardo Herrero Guión: Nicolás Saad (Novela: Hugo Burel) Fotografía: Alfredo Mayo Música: Lucio Godoy Intérpretes: Leonardo Sbaraglia (Eduardo López), Miguel Ángel Solá (Raimundo Conti), Erica Rivas (Clara) Página web Trailer
El acabado de una película resulta redondo cuando arranque, nudo y desenlace alcanzan un equilibrio apasionante. En ese grado de perfección, la presentación debe enganchar e interesar para, tras cautivar durante el metraje, acabar rematando la faena con brillantez. Pocas obras cumplen con los tres actos fundamentales, fallando en alguno de ellos la mayoría. Tropezar en el último tramo, pese a desmontar el conjunto, parece ser el error menos censurado por el gran público. Sin embargo, flojear en la escalada de suspense suele resultar imperdonable. Y es que instalados el tedio y la desorientación, poco valor se otorga a un final gratamente conciliador. Quizá sea ésa la insípida sensación que puede extraerse de El Corredor Nocturno. Un correcto film cuyo discurso acaba resolviendo la papeleta, pero del que uno llega a la meta lo suficientemente desfondado como para disfrutar de los metros finales.

Basado en la homónima novela de Hugo Burel, este siniestro thriller presume y peca al mismo tiempo de ambigüedad. Su propuesta, decididamente psicológica, juega con el público sembrando dudas sobre la increíble realidad que asfixia a su presionado protagonista. En ella, y agotando al espectador por exceso y reiteración, se darán cita la ambición, el estrés, el miedo y la culpa, resultando ingredientes para un combinado explosivo en la coctelera mental de Eduardo López (Leonardo Sbaraglia), paradigma del ejecutivo contemporáneo que se nos presenta con trazo excesivamente grueso. Un verdadero desgraciado, dueño y esclavo de todos sus privilegios, salvaje y a la vez domesticado por el cruel sistema, pero definitivamente incapaz de huir, aun corriendo, de su verdadero instinto depredador.

Interesado fundamentalmente en el competitivo mundo laboral, Gerardo Herrero, director del film, encuentra en el infernal Capitalismo un escenario perfecto para revisitar los clásicos de Fausto y el Doctor Jekyll. Así, escudriñando los oscuros orígenes del éxito de Eduardo, conoceremos al extraño Raimundo Conti (Miguel Ángel Solá), mefistofélico individuo que forzará el prometedor futuro que aguarda a nuestro angustiado protagonista. Un corrupto trayecto de amoralidad que, precisamente premiado con el rotundo triunfo profesional, resulta una desalentadora moraleja sobre el sistema económico actual. La pesimista lectura de una época moderna, la nuestra, en la que sólo hay lugar, paradójicamente, para los antiguos dictámenes de la Ley de la Selva. En definitiva, y asentada sobre la soberbia interactuación de Sbaraglia y Solá, estamos ante una parsimoniosa y forzada cinta que, tras varios rodeos sobre sí misma, y a pesar de su abigarrada narrativa, acaba por encontrar el norte durante su congruente aunque previsible remate. Una necesaria conclusión, conciliadora de cualquier sospechosa insensatez argumental, capaz de encajar las piezas e insuflar algo de aliento a un thriller lamentablemente carente del nervio exigido por un género tan necesitado de mayor vigor expositivo.
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Genial tu reseña!!! Que bien explicas lo que pasa en la peli, o lo que no pasa precisamente. Falta tensión, o hay tanta que ya no tensa. No sé sabe jamás que hizo Sbaraglia. (En un thriller eso no es muy bueno). Termina de la manera que suponiamos, pero... a mi no me gustó como se contó ese final. La premisa era buena, pero no me gustó como la hicieron.