
Valoración de VaDeCine.es: 9.5
Título original: Fa yeung nin wa Nacionalidad: Hong-Kong, Francia Año: 2000 Duración: 98 min. Dirección: Wong Kar Wai Guión: Wong Kar Wai Fotografía: Christopher Doyle, Pin Bin Ling Música: Michael Galasso, Shigeru Umebayashi Intérpretes: Maggie Cheung (Mrs. Chan), Tony Leung Chiu Wai (Chow Mo-wan), Ping Lam Siu (Ah Ping), Rebbeca Pan (Mrs. Suen), Kelly Lai Chen (Mr. Ho)
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¿Qué es poesía? Si se considera como buena la acepción que atañe al hecho de sublimar las pasiones humanas hasta dejarlas reposando en el altar de la más pura belleza, entonces podemos afirmar que Deseando amar es poesía. Porque en lo que al amor concierne, esta película tiene mucho que decir sobre su significado e inefables recovecos. No se trata de un gran argumento. De hecho no posee un libreto construido de la manera habitual, por la costumbre de su director Wong Kar Wai en irlos reconfigurando y completando a la par que pone en imágenes sus textos. Es un film pequeño donde un hombre y una mujer, maduros y casados, vecinos en la misma casa de hospedaje, intercambian miradas, paseos y palabras frustrados por la resignación, tocados por la pasión latente, envueltos por completo en ese sentimiento tan misterioso, contradictorio e inexplicable que antes mencionaba.

Con tan sencilla y a la vez compleja premisa, esta producción china logra tocar la fibra más sensible del espectador, sin grandes exhibiciones ni -menos aún- sensiblerías, sino en base a la particular y exquisita manera de concebir la puesta en escena que ostenta su realizador. Una estética que eleva hasta la más exquisita armonía la relación entre imagen y sentimiento, que sintoniza la palabra y el movimiento, conformando una suerte de vals cinematográfico en el que los actores (principalmente los protagonistas, excelentes Tony Leung y Maggie Cheung) y la cámara danzan el baile de la más honda melancolía al ritmo que marcan los compases de la tristeza. Y dentro de ese ensamblaje casi perfecto que Kar Wai monta en torno a esas dos almas en pena que se buscan mutuamente y que nunca se encuentran, cobran relevancia los bellísimos pasajes musicales con que les abraza. En especial ese tema principal de cuerda y base repetitiva, que posee a la escena y la obliga a ralentizarse en pos de capturar el deseo de los cuerpos, que se mueven a su hermoso son y logran así plasmar la impresión certera de belleza; un deleite visual para el que tiene la suerte de contemplarlo. Mas allá de esos instantes de placentera hipnotización, el realizador supo hacer suyas las impagables versiones que Nat King Cole cantó en español de “Aquellos ojos verdes” y “Quizás, quizás, quizás”, adaptándolos inmejorablemente a los momentos en que la narración los necesitaba. Una banda sonora magnífica, al fin.

Apoyándose sobre el majestuoso trabajo de su habitual director de fotografía Christopher Doyle, quien persigue a la pareja protagonista haciendo gala de la elegancia, el realizador chino nos cuenta un secreto íntimo en esta historia. Algo que tiene que ver con la necesidad de amar y ser correspondido a lo largo de nuestra existencia; un hecho que, de no ser completado, repercutirá directamente no ya en el corazón, sino en nuestra memoria, acaso mucho peor. Quizás las paredes y los muros que nos rodean, inertes y resquebrajados testigos mudos, sean capaces de soportar a duras penas semejante carga…
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Maravillosa película del maestro Kar-Wai. Completamente de acuerdo con todas y cada una de tus observaciones críticas. Magnífica lectura del lirismo visual de "In the mood for love". Inolvidable título.