
Valoración de VaDeCine.es: 6
Título original: Surrogates Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2009 Duración: 88 min. Dirección: Jonathan Mostow Guión: Michael Ferris, John D. Brancato (Novela gráfica: Robert Venditti) Fotografía: Oliver Wood Música: Richard Marvin Intérpretes: Bruce Willis (Tom), Radha Mitchell (Peters), Rosamund Pike (Maggie), Boris Kodjoe (Stone), Ving Rhames (Profeta), James Cromwell (Dr. Canter) Trailer
Libremente basado en la homónima novela gráfica de Robert Venditti, Los Sustitutos resulta un digerible thriller de ciencia ficción, sin mucho lustre formal, todo hay que decirlo, pero capaz de exponer ideas interesantes durante su potable desarrollo. Y es que, pese a no deslumbrar en ningún momento, sí le hemos de reconocer cierta valía dentro de un género tan atractivo como difícil de tratar sin caer en el tedio de la filosofía barata o en el atronamiento del espectador con multitud de efectos especiales que disfracen un crudo vacío argumental del que esta película, por fortuna, escapa. Ambientada en un futuro cercano, la cinta presenta el vertiginoso avance de la Humanidad hacia una nueva era robótica en apenas unos minutos de metraje. Así, y con discutible celeridad y sencillez, veremos cómo lo que empieza por ser útil tecnología de piezas artificiales para discapacitados, acaba por convertirse en un sustitutivo total de humanos completamente sanos que deciden vivir a través de sus androides casi perfectos. Una insólita etapa social en la que la mayoría de la población pasa la vida enfermizamente enclaustrada en casa, mientras el ciborg sustituto controlado mentalmente se relaciona y trabaja, físicamente, en lugar del operador humano. Un alter ego, siempre guapo y eternamente joven, que refleja nuestro innatural rechazo a la decrepitud biológica. De esta manera, feliz ante la mascarada general, el Hombre cree haber hallado la ansiada fuente de la juventud, además de sentirse protegido de los patógenos y peligros de la calle.

Queda claro que semejante narración parece inaceptable sin entenderse como metáfora. Es poco probable que una situación tan extrema como la dibujada pudiera llegarse a dar en realidad. Sin embargo, qué duda cabe de que una robótica tan avanzada causaría furor entre las masas. Desde luego, no en el grado global expuesto, ya que hablaríamos de una sociedad tan increíble como insostenible, pero sí en determinadas esferas de ésta. De sobra hemos demostrado nuestra completa adicción y competitividad en lo que a últimas tecnologías se refiere. Paulatinamente, aun sin quererlo, hemos claudicado dentro de nuestras posibilidades ante los últimos diseños de telefonía, sistemas de navegación y un largo etcétera de chismes que antaño prometimos no llegar a utilizar jamás. Así pues, la defensa de esta cinta radica en su feroz crítica a nuestra dependencia respecto a estos avances. Unos adelantos peligrosamente capaces de hacernos olvidar nuestra verdadera naturaleza. Claro, que también cabría preguntarse concienzudamente sobre ésta. Quizás sea esa curiosidad extrema, precisamente, la que nos hace tan especiales. Ese instinto de superación que nos ha llevado a dominar el planeta por completo. Y es que piensen detenidamente: el ser humano es un animal extraordinario en todos los sentidos.

En cualquier caso, tomen la postura que tomen respecto a la temática del film, es obvio que ésta rebosa contenido válido para generar interesantes debates. Y lo hace, cierto, sin aburrir al respetable durante un ajustadísimo metraje que sacrifica el empaque de la cinta en pos del entretenimiento más comercial, dejando en el camino, y es una pena, determinados elementos de seriedad cinematográfica sin los cuales es inviable ser la gran película que su original discurso promete. Y sí, hablo de novedad porque tengamos en cuenta que en esta ocasión no es la inteligencia artificial la puesta en escena, ya que estas máquinas de apariencia humana sólo ejecutan y no piensan por sí mismas, lo cual ya es un punto diferenciador con el resto de filmes sobre robótica. No obstante, pese a mantener a raya la desaconsejable acción desorbitada y exponer ideas atractivas, la grosera forma de simplificar soluciones para conducir su acelerado guión lastran una cinta con más posibilidades de las explotadas. Aun así, Mostow logra componer un ameno largometraje que se deja ver cómodamente e invita a una siempre saludable reflexión.
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Tiene pinta de regular para abajo, pero bueno...