Película Furia Oriental

Tras el rotundo éxito de su debut en Hong Kong, el segundo trabajo de Bruce Lee para la Golden Harvest contaría con mayores recursos que su antecesora, Kárate a Muerte en Bangkok, también dirigida por Lo Wei. Como respuesta a la mayor inversión, la factura de la producción se vería netamente mejorada. No obstante, quedando ésta aún lejos de poder ser considerar como óptima, Lee volvería a cargar con el peso del proyecto, elevando su actuación por encima de las múltiples carencias de la cinta. Así, pese a los pobres diálogos, descuidos de guión y la mejorable fotografía, este carismático maestro de las artes marciales protagonizaría otro clásico del subgénero de influencia evidente sobre multitud de títulos posteriores.

De marcado carácter nacionalista, este reivindicativo largometraje denuncia la humillación sufrida por China durante la ocupación japonesa. De esta manera, su narración es situada en el Shanghai de principios del siglo pasado, construyendo una historia alrededor de las vejaciones padecidas por los chinos en su propia tierra. Un tema de particular interés para un Bruce Lee siempre decidido a dignificar su raza y cultura durante su carrera profesional. Una temática recurrente en la filmografía del actor, para la que su personaje sólo encuentra una salida: la violencia.

Y furia y brutalidad en estado puro es, sobre todo, lo que viene a ofrecer esta historia de venganza. Un simplista desarrollo cimentado sobre el atractivo estilo de lucha de Bruce Lee, repartiendo golpes a diestro y siniestro. Una imparable espiral de violencia iniciada con el cobarde asesinato del maestro del protagonista. Todo un enérgico despliegue de acción que sostiene el film a base de rabiosas peleas contra los malvados opresores nipones.

A todos los niveles, la pretensión de esta película era la de resultar más seria que la anterior. De hecho, en un intento por explorar sus dotes como intérprete, Lee encuentra lugar en el guión para disfrazarse de anciano y de cómico operario de telefonía. Sin embargo, todos estos esfuerzos se ven empañados por un libreto bastante discutible, simple y maniqueo, que sólo encuentra consuelo en las conseguidas secuencias de combate.

Definitivamente imprescindible dentro de su género, incluso Quentin Tarantino se ha permitido homenajear este largometraje en su sangrienta Kill Bill. Y es que, con todo y poniendo en la balanza méritos y errores, es indiscutible que Furia Oriental supondría otro paso adelante en la firme carrera de un Bruce Lee deseoso de embarcarse en un proyecto de autor. De este modo, tras comprobar el éxito de sus dos primeras películas de acción, llegaba el momento de escribir, dirigir y protagonizar su próximo film: El Furor del Dragón.