Película Nunca Es Tarde Para Enamorarse

Resulta complicado realizar demasiadas observaciones sobre una cinta que expone y propone tan poco. A decir verdad, pasados sus noventa minutos de metraje, queda la sensación de saber exactamente lo que uno iba a contemplar desde el primer instante: el encuentro de dos maduritos con el alma en pena que, pese a no conectar en un principio, acaban sintiendo el amor de nuevo en sus vidas. Un drama romántico con nula capacidad de sorpresa, escaso riesgo y algún amable gag cómico, todo ello aderezado con unas gotitas previas de amargura para que la posterior aparición de Cupido sepa mejor. En definitiva, escaso bagaje para hacer atractiva esta sencilla película, más allá de las sobresalientes actuaciones de su pareja protagonista, Dustin Hoffman y Emma Thompson, muy inspirado el primero, y extremadamente dulce y creíble la segunda. Dos grandes de la interpretación que sostienen por completo este soso largometraje.

Harvey (Dustin Hoffman) es un decadente norteamericano que ha de viajar a Londres para asistir a la boda de su única hija, Susan, en el momento justo en el que su vida profesional como músico publicitario se hunde definitivamente. Divorciado hace años, el padrastro de Susan, designado para llevarla al altar, parece ser más importante para la joven que él mismo. Mientras tanto, Kate (Emma Thompson), una veterana encuestadora londinense lleva una aburrida vida en la que su soltería pesa cada día un poco más. Sus malas experiencias con los hombres han construido una coraza difícil de quebrar, pese a poner recientemente un especial empeño contra el reloj en ello. Sin embargo, cuando todo parece ir a peor, el amor querrá otorgar una nueva oportunidad a ambos capaz de revitalizar sus tristes existencias. ¿Tendrán el valor de no dejar escapar este tren?

Coqueteando con el juego del destino, tras varios momentos en los que los protagonistas se cruzan antes de conocerse, su liviana trama pretende hacer llegar un optimista discurso cargado de buenas intenciones. Un esperanzador mensaje que asevera que todos tendremos nuevas ocasiones para encontrar la felicidad en cualquier instante y cualquier lugar. Sólo hay que saber observar con perspectiva, comprender las infinitas posibilidades de la vida y aceptar esa gran verdad que nos anima ante una adversidad: «cuando se cierra una puerta, otra se abre con total seguridad».

En definitiva, un proyecto muy ligero, fácilmente olvidable en base a su escaso recorrido tanto en el terreno cómico, como en el dramático. Una romántica cinta muy adulta, bastante bien ajustada en su dosis edulcorante, eso sí, que simplemente se deja ver cómodamente y destaca, repito, en el plano interpretativo gracias a dos actores soberbios y la extraña, pero brillantemente efectiva, química entre ellos.