
Valoración de VaDeCine.es: 7
Título original: Man on wire Nacionalidad: Reino Unido/EE.UU. Año: 2008 Duración: 94 min. Dirección: James Marsh Montaje: Jinx Godfrey Fotografía: Igor Martinovic Música: Michael Nyman, J. Ralph Intérpretes: Philippe Petit, Jean François Heckel, Jean-Louis Blondeau, Annie Allix, David Forman, Alan Welner, Mark Lewis, Barry Greenhouse, Jim Moore, Guy F. Tozzoli
Página web Trailer
Hace tiempo que el documental no es lo que era. Los códigos se renuevan, las realizaciones disponen de más medios a su disposición (lo que les posibilita una mayor permisividad en su juego de encaramiento a lo que comúnmente se conoce como realidad) y, así, las fronteras que marcan la línea separatoria entre la captación de la imagen viva y verdadera y la invención de una imagen ficcional para relacionarse con aquélla, es cada vez más difusa. Precedida por el éxito internacional en forma de multitud de premios, y con la culminación del Oscar como su mayor galardón, llega a nuestras carteleras Man on wire. De otra forma sería raro que una película documental tuviera estreno comercial en nuestro país, porque de hecho son muy pocas las cintas de este cariz que tenemos la oportunidad de poder ir a ver, pero demos gracias a su alabada carrera por tener la suerte de poder contemplar la extraordinaria y curiosa historia de Philippe Petit, el funambulista que logró tirar un cable entre las ya extintas torres gemelas para caminar sobre él y recrearse en el intento. Más de tres décadas después, somos nosotros los que tenemos la oportunidad de deleitarnos con su proeza, a través de sus propios ojos.

Haciendo acopio de las singularidades antes descritas, James Marsh, director de la película, nos presenta de primera mano a los protagonistas de tal hazaña, Philippe y todo su equipo. Así, los entrevista en la actualidad para que sean ellos mismos los que nos cuenten cómo se cuajó semejante aventura (y muchas otras más), dejándolos, eso sí, manga ancha en sus declaraciones y retratándolos con una no escondida admiración que en ocasiones desvirtúa y saca de la historia a un espectador al que no hacía falta deslumbrar exteriormente, porque ya lo estaba interiormente, partiendo de la grandiosidad misma del relato. Pero donde radica el gran mérito de Marsh y lo que en verdad ha alzado su película a la buena consideración general, es en su capacidad para entremezclar la recreación fantástica del momento clave, junto a la recopilación y adecuado montaje de las imágenes de archivo grabadas por los propios protagonistas cuando vivían su particular y no menos espectacular historia. Es precisamente en su manera de inventarse el relato, haciéndonos creer lo increíble aun a pesar de que tengamos siempre presente que fue real, donde logra transmitirnos esa sensación de magia que nos maravilla tanto como los hechos mostrados dejaron boquiabiertos a los viandantes, que presenciaron cómo un hombre caminaba sobre el cielo. La dignificación de un arte. Es por eso, y porque por el camino nos encontraremos imágenes de una belleza plástica exquisita, acompañando a instantáneas que sin lugar a dudas despertarán en nuestro interior un cierto punto de melancolía por la extinción de tan mítico lugar, tótem de este film, que le perdonamos al realizador la grandilocuencia que hace que recorra en gran medida su metraje. Pero las historias más grandes jamás contadas merecen un matiz de alabamiento, inevitable para auparlas en su reconocimiento, podría reprocharme él.
|