Película X-Men Orígenes: Lobezno

Del aluvión de películas basadas en cómics que inunda la cartelera desde hace unos años, X-Men (2000, Bryan Singer) fue una de las primeras y más interesantes muestras, demostrando que el cine de superhéroes había dejado de ser una excusa para vestir con mallas a un puñado de actores cachas. De todos sus personajes, Lobezno se convirtió en la estrella de la función gracias al trabajo del casi desconocido, por aquél entonces, Hugh Jackman.

Debido a ese éxito y después de tres secuelas, ahora nos llega X-Men Orígenes: Lobezno, spin-off de la saga en la que se nos cuentan los orígenes del personaje y que ofrece exactamente lo que promete: casi dos horas de espectáculo de acción. Y ante tan noble empeño, poco se le puede reprochar ya que el trabajo está resuelto con soltura y con más sentido del ritmo del que suelen tener este tipo de producciones, que tienden a consistir en una sesión continua de explosiones y movimientos de cámara frenéticos que acaban irremediablemente en el tedio más absoluto.

Resulta sorprendente que su director sea Gavin Hood, que también dirigió dos películas tan alejadas de este nuevo trabajo como Tsotsi (2005), ganadora del Oscar a mejor película de habla no inglesa, y El expediente Anwar (2007). Quizás debido a esa inexperiencia en este tipo de producciones, el sudafricano ha decidido no arriesgarse y se ha limitado a copiar los principales tópicos que rigen el subgénero de superhéroes atormentados (aunque, pensándolo bien, ¿hay algún superhéroe que no esté atormentado?).

Quizás la escena que mejor resume el tono de toda la película sea el prólogo en el que se nos cuenta la intervención de Lobezno en la Segunda Guerra Mundial, literalmente calcada al comienzo de Salvar al soldado Ryan (1998, Steven Spielberg), con la salvedad de que es Hugh Jackman quien aparece en lugar de Tom Hanks. Así, durante todo el metraje, el espectador tendrá la sensación de haber visto antes muchas de las imágenes que aparecen en la película.

Hugh Jackman, ahora convertido en el hombre más sexy del mundo y en uno de los showman más cotizados tras su triunfo en la presentación de la gala de los Oscars de este año, es el protagonista absoluto de la cinta. Se echa la película a sus hombros y hay que reconocerle que soporta el peso sin inmutarse, normal teniendo en cuenta los músculos que tiene y que muestra sin descanso a lo largo de toda la película, algo que agradecerán sin duda sus cada vez más numerosas admiradoras.

Los seguidores del cómic, o de las tres películas anteriores de la saga, también disfrutarán con los innumerables guiños y apariciones de otros mutantes que salpican constantemente la trama, pero siempre de forma que los no expertos en ese mundo no se sientan perdidos o confundidos.

En resumen, X-Men Orígenes: Lobezno es una película palomitera, sin más aspiraciones que la de hacer pasar un rato entretenido a todo el que se acerque al cine a verla. Teniendo en cuenta a lo que estamos acostumbrados, desde luego que es una de las películas más interesantes de este tipo que hemos podido ver en los últimos meses. Ahora sólo queda esperar a que sus responsables se llenen los bolsillos y su codicia les empuje a hacer una nueva secuela.