Uno de los homenajeados en la 42ª edición de Sitges fue Malcolm McDowell, el cual recibió el Premio Honorífico a su carrera. Tras la proyección de La naranja mecánica, mantuvo una charla con el público, comenzando con una pequeña introducción por su parte. Lejos de sentirse cansado o molesto por hablar siempre de dicha película, McDowell se sintió encantado de rememorar lo que para él ha sido el papel de su vida. También nos acompañó Jan Harlan, productor de la mayoría de las películas de Stanley Kubrick.
Malcolm McDowell.- Me he dado cuenta de que, cuando se estrenó la película en 1971, hubo un gran revuelo por la violencia, y fuimos criticados desde todos los lados, especialmente en el New York Times, que sacó una editorial llamando fascista a Stanley (Kubrick). Supongo que ellos no entendieron el elemento de libertad de un hombre inmoral. Siempre me entretuvo porque pienso que hicimos una comedia negra. Viendo la película hoy con audencia, el público se rió de todo, eso muestra cómo han cambiado los tiempos. Por lo que, finalmente, lo entendieron. Si ves la escena de la violación en la película, debería ser asquerosa y repulsiva mientras que Stanley siempre se defendía diciendo que le resultaba atractiva porque es realmente de mal gusto y busca provocar rechazo.
Público.- ¿Cómo era trabajar con Stanley Kubrick?
MM.- Has ido directamente a la pregunta clave, ¿cómo era trabajar con Stanley Kubrick? Como puedes ver en la película, fue el mejor momento de mi vida, fue una gran persona con la que trabajar. Como actor no podría pedir nada mejor.(En ese momento llega la traductora, una chica muy guapa, anteriormente había traducido el director del festival). Ah, ¡aquí viene la traductora guapa! Seguimos. No fue realmente demasiado interesante en cuanto a cómo abordar el personaje psicológicamente y todo eso, la verdad. Yo le preguntaba sobre ello y él me miraba y decía, "tú eres el profesional, tú te encargas de eso". Simplemente decía, eso sí, eso no. Pero de hecho fue un increíble regalo porque yo podía trazar un plan, intentar cosas. Realmente no hubo muchas repeticiones de tomas ni nada de eso, esto fue antes de que Stanley hiciera esas cosas de repetir 100 tomas. No recuerdo nada como eso, si acaso llegar a diez tomas, pero no muy a menudo. Soy la clase de actor que hace las cosas rápido, y que se cansa rápido y pasa a lo siguiente. Recuerdo la escena del hospital en la que me enseñan los dibujos, hubo ciertos problemas técnicos y la cosa se alargó mucho. Recuerdo hablar con Stanley y decirle "mira, me estoy cansando de estas respuestas, ¿puedo inventármelas?", y él respondió simplemente "hazlo". Y ésas fueron las que se usaron en la película. Eran más espontáneas y eso es lo que Stanley quería.
P.- Señor Harlan, ¿qué hizo a Kubrick decidirse por Malcolm para interpretar el papel?
Jan Harlan.- Stanley vió If y se quedó anonadado con la interpretación de Malcolm. Nunca preguntó por nadie más para el papel. Hablando en general sobre Stanley, cada autor tiene una forma de escribir y, aunque Stanley hizo películas de muy diferente tipo y género, siempre se puede buscar el denominador común, y éste es la mirada hacia la corrupción humana, el lado oscuro y la vanidad de todos.
P.- Malcolm, ¿has pensado en escribir una autobiografía?
MM.- Rodé una película sobre mi relación con Lindsey Anderson, llamada Never Apologize, lo cual es en cierto modo mi biografía. Está en DVD aunque creo que en España no ha salido. Siempre he pensado que esperaría a tener medio pie en la tumba para escribir mi autobiografía, por lo que tal vez el momento se está acercando. También existe un documental llamado Lucky Malcolm que puedes tomar como una especie de biografía.
P.- ¿Cómo conecta La naranja mecánica con la crisis moral en la que estamos, cuarenta años después?
MM.- Precisamente por eso es por lo que la película es tan acertada. No sólo predijo lo que pasaría, todo está aquí, drogas, violencia, la destrucción de la familia...quizá ha ocurrido muy deprisa aquí en España pero en Gran Bretaña y Estados Unidos ha sido algo gradual, es muy profética.
JH.- Realmente nada ha cambiado. Habiendo trabajado con Stanley 30 años creo que puedo decir que él fue optimista en su vida diaria, pero muy pesimista a la hora de ver el destino de la raza humana.
McDowell y Harlan en Sitges
P.- ¿Qué relación tiene Malcolm con Álex después de tanto tiempo?
MM.- Físicamente fue muy duro. De todas formas amo este personaje, aunque las cosas que hace no son buenas. Álex es uno de los mejores personajes de la historia del cine. Siempre tuve en mente a Laurence Olivier como Ricardo III a la hora de crear el personaje. En cuanto a Stanley, fisicamente exigía mucho, me rompí una costilla, me dañé la córnea...pero, es un precio muy pequeño por un personaje tan bueno. Recuerdo que cuando grabamos la escena del tratamiento Ludovico hicimos unas tomas muy buenas, me dañé la cornea y me fui. Al volver, Stanley me dijo que había visto lo grabado durante el día, que eran buenas pero que necesitaba algún primer plano más de los ojos. Yo miré a mi ayudante, que también tenía ojos azules y dije que lo hiciera él, no podía más. "No, serán tus ojos, tienen que ser tus ojos". Yo me cerré en banda. Pero Stanley me presionó tanto que me dijo que lo hiciéramos al final del rodaje, yo acepté pensando que se le olvidaría. Pero de eso nada. Así que el último día trajo sus putas cosas esas para los ojos. Cuando veo la película puedo decir que mereció la pena, siento el dolor que me provocó, me volví a arañar la córnea, de hecho. Es muy intenso.
P.- Cuando hablamos con ustedes a veces tenemos la impresión de que Kubrick era casi un santo y otras que era un auténtico cabrón. ¿Cual es la realidad?
JH.- Era un artista que era particularmente exigente consigo mismo. Antes de que quedara satisfecho con su trabajo, pasaba mucho tiempo.
MM.- Eso era tu relación. Stanley era un hombre muy difícil con el que trabajar. El equipo se ponía en huelga debido a las muchas horas que trabajaban, y a mí me encantaba, yo me iba después de trabajar 18 horas y ¡él me preguntaba que dónde iba!
JH.- Yo sólo digo que era muy exigente con él mismo y por eso lo era con los demás.
MM.- Sí, estaba profundamente decepcionado con la mayoría de los seres humanos.
JH.- ¡Incluyendo él mismo!
MM.- Sí, quizá, pero siempre estaba por encima de eso.
JH.- A veces me preguntan si tenía miedo a algo.
MM.- A volar (risas).
JH.- Yo respondo que tenía pavor a hacer una película inocua, que no importara.
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Y tanto que es el papel de su vida! La verdad es que Alex es un gran personaje, y el actor es normal que esté tan encariñado con él.