
‘...y cuando ya no haya más sitio en el infierno, los muertos caminarán sobre la tierra...’
El 1 de Octubre de 1968 se estrenó la película que marcó el punto de inflexión en el género de terror, más concretamente en el subgénero zombie, La Noche de los Muertos Vivientes (George A. Romero, 1968). Cuarenta años han pasado y nadie, al menos que yo sepa, lo ha recordado, quizás este aniversario ha sido eclipsado por otro de no menos importancia como ha sido el de 2001: Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968). A mi parecer no es que una tenga más repercusión que la otra, así que partiendo de la base de que las coincidencias no existen, digamos que dos genios se pusieron de acuerdo de algún modo, casi metafísico, para sacar a la luz sus obras maestras casi al unísono.
Cómo más vale tarde que nunca y debido al olvido de este acontecimiento histórico cinematográfico, invito a todos los ‘freaks’ del género a acompañarme en este viaje por la evolución de estas criaturas antes de salir a la calle a manifestarnos por el injustificable olvido de este trascendental acontecimiento. El despertar de los muertos Los ‘No-muertos’ despertaron allá por los años 30 producto de leyendas de origen caribeño, la mayoría haitianas, relacionadas con la magia negra y el vudú. W. B. Seabrook fue el que trajo consigo estas leyendas a occidente en un libro llamado The magic island que relataba sus experiencias en Haití. Entre ellas daba cuenta de algunos ritos en los que un hechicero podía revivir a los muertos para ponerlos a su servicio. Antes de plasmar estas leyendas en el celuloide se estrenó en Broadway una obra basada en las ‘vivencias’ de Seabrook. La obra, de Keneth Webb, se estrenó en febrero del 32, fue bautizada como Zombie y sólo se hicieron 21 representaciones. Aunque no tuvo mucho éxito, duró el tiempo suficiente para que los productores Victor y Edward Halperin se fijaran en ella. Garnett Weston preparó el guión para su versión cinematográfica y de esta manera crearon White Zombie ‘La legión de los hombres sin alma’ (Victor Halperin, 1932) la primera película del subgénero zombie, protagonizada por un Bela Lugosi en una de sus actuaciones más brillantes tras su reconocidísimo Drácula. El film pese a su bajísimo presupuesto hizo ricos a sus productores debido, en gran parte, al estado de gracia en que vivía el actor de origen húngaro.
 
Esta primera obra del género ya contaba con todos los tópicos que luego se seguirían utilizando hasta hoy en día, no obstante el argumento no era tan original, puesto que aunque no forme parte intrínseca del género, existe una película anterior que en mi opinión fue la precursora de este movimiento, ésta no es otra que El gabinete del Dr. Caligari (Robert Weine, 1920), ya que se podría considerar al sonámbulo Cesare como una especie de pre-zombie, un hombre sin voluntad propia, sin alma, que asesinaba obedeciendo hipnóticamente las órdenes del doctor. En esta primera etapa se siguió la misma tonalidad del científico al mando de un ejercito de zombies, algunas veces se metían los extraterrestres de por medio consiguiendo a veces unas mixturas algo difíciles de digerir. El caminar de los muertos Las criaturas ya caminaban por si solas, no obstante les faltaba algo para estar totalmente completas, o más bien lo que pasaba era que les sobraba algo, me explico: los muertos se levantaban debido a las malas artes de algún científico perturbado o por alguna maldición de origen caribeño. Entonces llegó un tal George A. Romero con su particular visión de la novela ‘Soy leyenda’ de Richard Matheson y privó al hecho del levantamiento de los muertos de toda explicación racional, lo cual es más inquietante para el espectador, dotándolo de manera subyacente de una connotación religiosa (lo cual da más mal rollo todavía). A este proyecto se le llamó en un principio ‘Night of the flesh eaters’ (algo así como ‘La Noche de los Comedores de Carne’), de hecho este nombre llegó a registrarse, de tal modo que al cambiarlo por ‘ Night of the Living Dead’ (La Noche de los Muertos Vivientes) la distribuidora eliminó el sello de derechos de autor dejando al film al amparo del dominio público. Con éste film nació lo que se conoce hoy en día, cuarenta años después, como el género zombie, puesto que se marcaron unas pautas de cómo debían ser éste tipo de películas y como debían comportarse las criaturas sin alma. De ésta manera se creó el decálogo zombie. El cual pongo a continuación y dejará a más de un friki de ‘palo’ con el culo torcido. 1º. Los personajes de una película de zombies NUNCA han visto una película de zombies. 2º. En las películas de zombies hay dos tipos de zombies, según su localización: está el zombie urbano y está el zombie de los trópicos. 3º. En una película de zombies no hace falta que los zombies estén muertos (Por lo tanto no existe la distinción entre zombies e infectados). 4º. Nihilismo zombie número 1: si no se saben las causas del levantamiento de los muertos, mejor 5º. Nihilismo zombie número 2: Las autoridades y poderes públicos reaccionarán ante la amenaza zombie tarde y mal. 6º. Nihilismo zombie número 3: La civilización de Occidente (y de oriente) cae irremediablemente ante el ataque zombie ante el estupor del espectador y de los pocos supervivientes que aún quedan vivos. 7º. Nihilismo zombie número 4: Los protagonistas, si no mueren “in situ”, tienen que morir un rato después de que acabe la película. 8º. En una película de zombies debe haber uso y abuso de sangre (Es obvio pero nunca está de más ponerlo). 9º. En una película de zombies es imprescindible un fino humor negro. 10º. En una película de zombies es imprescindible una segunda lectura social-económica-política, a ser posible progresista. La evolución de los muertos Aunque estas pautas se siguen usando el género ha ido evolucionando sobre todo, teniendo en cuenta el avance tecnológico, en efectos visuales. Es decir, casquería, casquería y casquería lo más asquerosa y realista posible. De aquí sacamos títulos como Braindead, Tu madre se ha comido a mi perro (Peter Jackson, 1992), que antes de enrolarse en la comunidad del anillo le dió por hacer pasar asco al personal, La casa de los 1000 cadáveres (2003) y su secuela Los Renegados del Diablo (2005) ambas de Rob Zombie, la saga Resident Evil y cómo no la carnicería que montó Robert Rodríguez con su Planet Terror en 2007. Otros realizadores dotaron a sus criaturas de habilidades que antes no estaban concebidas en el género, con esto me refiero a Danny Boyle con sus muertos corriendo como locos y babeando como perros rabiosos para conseguir un poco de carne viva en 28 días después en 2002 y a Zack Snyder que hizo lo propio con el remake de El amanecer de los muertos en 2004. Esto consiguió, sin duda, acrecentar el agobio del espectador Los muertos nacionales Aunque hay varios trabajos cinematográficos de serie B que datan de la década de los 70 y 80 de producción, sobre todo, italiana y portuguesa, la participación más significativa de realizadores españoles en el subgénero ha sido actualmente con Jaume Balagueró y Paco Plaza y su modo de rodar cámara en mano en Rec en 2007 que consiguieron aportar más realismo y por lo tanto un peor trago para el espectador con este interesante estilo. Y finalmente con Juan Carlos Fresnadillo, elegido a dedo por Danny Boyle para la continuación de 28 dias después, 28 semanas después, también en 2007. Más de setenta años desde que empezó el movimiento y el subgénero zombie sólo a cambiado en pequeños detalles, aun así todavía hay trabajos que nos siguen sorprendiendo gratamente, hasta tal punto que un servidor tiene elaborado un perfecto plan de huida en caso de que ocurra el cataclismo zombie... llámame friki pero yo estaré preparado cuando llegue el momento....¿lo estarás tú?
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yo sí estaré preparada...ya me he encargado de trazar un plan infalible!!!
Pero si te vuelves uno de ellos, Tyler no lo dudes, te reventaré la cabeza sin contemplaciones!
Fuera de coña, ha ce poco ví una peli que se llamaba la Resurección de los muertos, de un director francés de cuyo nombre no me acuerdo y me pareció bastante monótona, pero aportaba bastantes novedades al género, ya que se centraba más en las repercusiones ecomómicas y sociales de dicha resurrección. Los que murieron hace menos de 10 años se levantan de sus tumbas, pero no de un modo violento, ni intentando comerse al personal, sino que son como autistas que caminan y caminan.
Sobre todo me gustó las reacciones de las familias, que veían como sus mayores debían ser reubicados de nuevo en sus hogares, provocando un sentimiento de rechazo que me resultó bastante interesante.
Es otra perspectiva diferente, eso sí con un ritmo bastante somnífero, pero me llamó mucho la atención.