Valoración de VaDeCine.es: 7.0
Título original: Punch-Drunk Love Nacionalidad: Estados Unidos Año: 2002 Duración: 89 min. Dirección: Paul Thomas Anderson Guión: Paul Thomas Anderson Fotografía: Robert Elswit Música: Jon Brion Intérpretes: Adam Sandler (Barry), Emily Watson (Lena), Luis Guzmán (Lance), Phillip Seymour Hoffman (Dean) Página web Trailer
Raritos. Todos conocemos alguno. Y todos llevamos uno dentro, por mucho que lo neguemos. Cuando creces junto a siete hermanas (¡casi un gineceo!) que te tratan como a un imbécil y manipulan tu vida, surge un personaje adulto digno de estudio, y Adam Sandler da forma a éste de modo casi magistral. Si además como compañera de reparto nos topamos con Emily Watson en su faceta insulsa, todo apunta a que vamos a deleitarnos con algo único bajo la dirección de Paul Thomas Anderson.
Considerado el “niño mimado” de la crítica, Paul Thomas Anderson va un paso más allá y esta vez se atreve con una historia que, probablemente, a los ojos de muchos, resulte absurda y bastante aburrida; y es que este director es como la tónica, o te encanta, o te parece simplemente amarga y sin demasiado buen gusto. Es una cuestión de conexión con el espectador. Su cine posee ese algo que hace que devores sus películas sin ser apenas consciente de que el tiempo pasa, pero cuidado, sólo si eres de los que les gusta la tónica…
En ésta película, Barry (Adam Sandler) se aferra a su nuevo traje azul chillón como un niño a su mantita. Esto es una muestra del carácter infantil que desprende el personaje y que a lo largo de la película logra enternecer al más helado de los corazones.

La historia transcurre entre promociones de envases de natillas, encuentros incómodos, situaciones tensas y mentiras inofensivas que llevan a la carcajada por su surrealismo en numerosas ocasiones.
Pero no nos confundamos, no estamos ante una comedia, sino ante un retrato psicológico de lo más freudiano. Para muestra un botón en boca de Emily Watson: “Te quiero tanto que te sacaría los ojos y los chuparía”. ¿Suficientemente ilustrativo?, me parece que sí.
En este caso se cumple la máxima, a grandes directores, grandes películas, no hay más que echar un vistazo a la trayectoria de Paul Thomas Anderson. Por mucho que traten de echar por tierra su encanto y su peculiar modo de ver el cine, hay pocos directores con tanta personalidad y contundencia en sus obras. En esta cinta, así como en los anteriores proyectos, su historia y su ritmo nos mantienen, nos entretienen y nos dejan esa sensación de genialidad que tan sólo unos cuantos directores consiguen transmitir al espectador. Lo siento pero a mí la tónica me encanta. Prueba tú y me cuentas.
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A mí también me encanta la tónica ;)