Valoración de VaDeCine.es: 6.5
Título original: Shaun of the Dead Nacionalidad: U.K. Año: 2004 Duración: 99 min Dirección: Edgar Wright Guión: Edgar Wright y Simon Pegg Fotografía: David Dunlap Música: Daniel Mudford y Pete Woodhead Intérpretes: Simon Pegg (Shaun); Nick Frost (Ed); Kate Ashfield (Liz); Dyaln Moran (David)
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Spaced fue una serie que se emitió durante dos temporadas en el canal inglés Channel Four hace unos años. En ella dos jóvenes luchaban por sobrevivir y hacer realidad sus sueños en un universo poblado por toda suerte de freaks, tomándolo todo siempre con humor y risas . Ese mismo equipo es el responsable de esta Shaun of the Dead (que aquí tiene el horrible nombre de Zombies Party). Encabezados por Simon Pegg, co-escritor de aquella y protagonista de esta, Nick Frost, co-protagonista en las dos y ambas con Edgar Wright tras la cámara nos ofrecen una historia en la que Shaun (Pegg) es un joven que no encuentra la manera de pasar a la adultez de forma digna, por lo que es uno más de los parias que habitamos el planeta, patético pero a la vez con orgullo y su pequeño corazoncito . El curso de sus acontecimientos personales se ven sacudidos y forzados a ir hacia delante cuando una plaga convierte a la mayoría de los habitantes de Londres en zombies.

No hay duda de que el espíritu de la cinta es el de contar una historia cotidiana mezclada con otra de muertos vivientes con el elemento humorístico como nexo, y el reto es salvado con buena nota, ello a pesar de que ninguna de las facetas es demasiado brillante. Por un lado la parte de devorar cerebros es entretenida, siempre teniendo en cuenta el tono ligero y humorístico. El hecho de que las explicaciones sobre la epidemia, su origen e incluso por qué acaba sean tan vagas nos indican a las claras que ésta es una película de personajes y humor en un contexto de terror, y no una de terror con personajes. O si se me permite, que los zombies son el McGuffin para ver hacia donde va el mundo de ese loser llamado Shaun y sus amigos. En este sentido se parece a Abierto hasta el amanecer (Robert Rodríguez, 1996), ya que de pronto la parte "de miedo" toma el protagonismo hasta que los protas luchan por su supervivencia y todo se reduce a eso, dejando un pequeñín espacio a las relaciones personales que en un principio eran lo importante. Precisamente la historia de los personajes no acaba de tener fuerza suficiente como para que éstos de verdad te importen, por lo que, repito, pese al tono de comedia, se echa en falta algo más de sentimiento en el conjunto. El humor es esparcido con cuentagotas durante el metraje, resultando bastante gracioso y en ocasiones desternillante. Por un lado esto es un gran acierto, el no amontonar chistes porque si, ya que hace que nos quedemos con ganas de mas y en ciertos momentos pilla desprevenido al espectador, aumentando su efecto. Pero por el otro también es en cierto modo un error, ya que hay momentos un tanto huecos en los que ni avanza la trama, ni los personajes ni hay risas, quedándose todo un poco soso. Esto se podía haber evitado, entre otras cosas, con más gags.

La dirección corre a cargo del debutante en largos Edgar Wright, el cual impone un ritmo que a veces no viene mucho al caso, como por ejemplo esos planos rápidos de algunas secuencias que no encajan con el resto del metraje ni con lo que se está contando. En cambio, en otras ocasiones nos ofrece visiones más sencillas que dan paso a situaciones hilarantes, como cuando el grupo de Shaun se cruza con su "copia" o la subida al tobogán, momento absolutamente genial que retrata la situación del protagonista mejor que cualquier diálogo que en ese contexto no vendría a cuento. No obstante la realización y acabado del filme es perfecta, cosa que tal vez se podría dudar de un equipo proveniente de la televisión, es ningún momento da la impresión de estar viendo una secuencia de un serie, esto es cine. Por tanto, y aunque con algunos chistes brillantes más el conjunto podría haber sido realmente logrado, el resultado final consigue lo que quiere, entretener con una sonrisa en la boca al espectador sin avasallarle ni tomarle por tonto, si no entregándole un aseado ejercicio de agradable ligereza (menos ligera de lo que parece en algunos momentos) cinematográfica.
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Yo me quedo con la escena en la que tratan de cargarse a los zombis con los discos, me parto de risa. Y la de la animadora es también desternillante.
A mí me encanta esta peli, me parece muy entretenida y bastante curiosa.