Valoración de VaDeCine.es: 7.6
Título original: Pa Negre Nacionalidad: España Año: 2010 Duración: 108 min. Dirección: Agustí Villaronga Guión: Agustí Villaronga (Novela: Emili Teixidor) Fotografía: Antonio Riestra Música: José Manuel Pagán Intérpretes: Francesc Colomer (Andreu), Marina Comas (Nuria), Nora Navas (Florència), Roger Casamajor (Farriol), Sergi López (Alcalde), Eduard Fernández (Mestre), Laia Marull (Pauleta) Página web Trailer
El cine español siempre ha gustado de explotar las tragedias patrias, siendo la más recurrente y consagrada la guerra civil española y su consiguiente posguerra. Son tantos los directores que han echado mano del tópico que, indefectiblemente, se ha constituido como subgénero nacional reconocido. Ante la prolífica concurrencia del belicismo ibérico en la gran pantalla, el público ha experimentado una saturación que ha llevado a este género a desvirtuarse progresivamente. Así, el “cine de guerra civil española” ha pasado a implicar ciertas connotaciones peyorativas, quizá debido a la insistente reiteración de patrones en la que han coincidido muchos directores. 
Pan negro, dirigida por un acertadísimo Agustí Villaronga, escapa con sabio tino al tópico gracias a la original perspectiva con que el metraje se asienta y, de este modo, se erige obra personal y grandilocuente de tintes naturalistas, casi escatológicos; incluso me atrevería a decir que obscenos. Como personaje portador de la escabrosa esencia de la obra encontramos a la niña Marina Comas en el papel de Nuria que, destilando una gran carga simbólica, conseguirá estremecernos. Ella, junto al joven protagonista Francesc Colomer conforman una pareja protagonista novel que supera la inexperiencia para brindarnos un formidable y complejo trabajo. Admirable hazaña la de destacar al lado de actores consagrados de la talla de Sergi López, Laia Marull o Eduard Fernández. Desde el primer minuto Pan negro estremece con una violencia extrema y explícita, tan cruda que llega a incomodar al espectador, sensación que no abandona hasta los títulos de crédito. La trama se nos presenta a través de los ojos de Andreu, un niño de familia payesa humilde y maltratada por la guerra. Gracias a la perspectiva pueril algo distorsionada del joven protagonista, la trama es capaz de adquirir matices ficticios, en ocasiones, casi oníricos, cobrando así un original e hipnótico encanto que consigue cautivar. La visión infantil y desproporcionada de los hechos contrasta con el severo realismo de una impecable fotografía regionalista, proporcionando una ambientación exquisita a la historia.

Esta fábula costumbrista termina por transformase en un estudio evolutivo moral y social de unos personajes que se gestan y maduran en el plano psicológico a la par que vamos descubriendo los entresijos de la trama. De este modo, llegarán a tornarse monstruos destructivos e inclementes, villanos ocultos tras una fina capa de piel de cordero que no tarda en romperse para dejar aflorar un odio que, inducido socialmente o inherente al ser humano, resultará igualmente devastador.
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Pinta bien, iré a verla y pasaré de vuelta