Valoración de VaDeCine.es: 6.5
Título original: Alice in Wonderland Nacionalidad: U.S.A. Año: 2010 Duración: 95 min Dirección: Tim Burton Guión: Linda Wolvertoon (relatos: Lewis Carroll) Fotografía: Dariusz Wolski Música: Danny Elfman Intérpretes: Mia Wasikovska (Alicia); Johnny Depp (El Sombrerero Loco); Helena Bonham-Carter (Reina de Corazones); Anne Hathaway (Reina Blanca); Crispin Glover (Jota de Corazones); Matt Lucas (Tweedledee - Tweedledum). Página web y Trailer
Tim Burton es una sombra de lo que fue. Hasta el estreno de El Planeta de los Simios había desarrollado una carrera impoluta. El bache incluso pareció insignificante tras el maravilloso repunte que supuso Big Fish. Pero tras ella, película a película, el genio se ha ido consumiendo. Ahora, entre las ascuas de la otrora majestuosa hoguera, sólo queda el eterno retorno a un puñado de manierismos estéticos que su innumerable legión de aduladores tratará de sobredimensionar -yo mismo, lo confieso, lo he hecho hasta Sweeney Todd-, olvidando que lo verdaderamente magistral de Ed Wood, Batman, Eduardo Manostijeras o Beetlejuice radica en su autenticidad, en su empeño en establecerse en parajes vírgenes para, desde allí, relatar una historia. La obra de Lewis Carroll se ajusta como anillo al dedo a esta premisa. Las expectativas, por tanto, se dispararon. Sin embargo, la respuesta del director es un tanto desilusionante. Fagocitado por Disney, Burton se conforma con ofrecer un desulmbrante espectáculo bajo en calorías, para toda la familia, que sólo en contadas ocasiones está a la altura del inmortal texto sobre el que se sustenta.
En el primer tramo de A través del Espejo (1872) se relata el poema del Jabberwock. Sus ilógicas líneas son frecuentemente usadas en las escuelas inglesas para ejemplificar el uso de palabras entrecruzadas, mezclas de dos o más morfemas. Burton busca exactamente eso en la película. El guión de Linda Wolvertoon (El Rey León, La Bella y la Bestia, Mulan) integra convincentemente partes de los dos relatos de Carroll. Su implícita sátira a la rígida sociedad victoriana de la época se explicita en el largometraje con un prólogo realista, completamente original, que presenta las primeras modificaciones: Alicia ya no es una niña, está a punto de casarse por imposición familiar. Durante la secuencia, el director sugiere los reflejos que inspiran los personajes de Wonderland, aquellos que esperan a Alicia al otro lado del espejo una vez que se adentra en la madriguera del conejo. A la hora de recrear visualmente el mundo de Carroll, Burton guarda especial cuidado en rendir tributo a las ilustraciones originales de John Tenniel. Johnny Depp se interpreta a sí mismo como el Sombrerero Loco, Helena Bonham-Carter, divertidísima, disfruta con cada “off with their heads” como la Reina de Corazones, Anne Hathaway por el contrario anda pasada de revoluciones como la Reina Blanca; finalmente, una atinada Mia Wasikowska da vida a Alicia. Desde el Gato de Chesire hasta mismo Jabberwock, pocos son los personajes que faltan a la cita de una u otra manera (la ausencia más remarcable quizá sea la de Humpty Dumpty). El despliegue de medios es encomiable, grandioso, pero hace tiempo que para explotar su imaginería, el creador de Pesadilla Antes de Navidad ha sustituido la artesanía por los bits; como consecuencia de ello, este rimbombante País de las Maravillas absolutamente computerizado resulta, en mi opinión, algo frío y desalmado.
Pero entiendo que la percepción del escenario de la película sea del todo subjetiva. Habrá quien, lejos de criticarla, la encuentre fascinante. ¿Cuál es entonces el problema? Pues que al cóctel, en una clara concesión a la taquilla -que ha funcionado, digámoslo también- se le añaden un par de fardos de coherencia narrativa aptos para todos los públicos. Y el hecho implica trastocar el mismísimo ADN de la obra de Carroll. Asunto mayor, éste. Su anárquica estructura surrealista, válida como juguete lógico, muta hacia una historia de superación feminista del tres al cuarto. Así, la película que debió parecerse -permítanme la exageración- a Mulholland Drive, acaba por hacerlo más a Narnias y Potteres, más si cabe cuando a Burton se le va la mano con la pirotecnia en la conclusión de la cinta. Un estúpido último baile de Depp acaba por dar la puntilla. Todo queda entonces demasiado desvirtuado. Entiendan con todo esto que la desilusión no implica necesariamente que Alicia en el País de las Maravillas sea una mala película. No me lo pareció, ni mucho menos. Pero no puedo evitar pensar que el otro Burton, aquel libérrimo artista que debió quedar en algún momento al otro lado del espejo, quizá hubiera hecho una (otra) obra maestra con semejante material.
|
Tú mismo lo has dicho, esta Alicia es un producto Disney con ganas de reventar taquillas, y si Burton entra en el juego, pues ya se sabe lo que pasa.
A ver si el taquillazo le premite hacer algo más personal después, que ya estoy harto de que el "toque Burton" sea poner espirales negras a todo y un árbol sombrío de fondo.