Valoración de VaDeCine.es: 8,5
Título original: Paris, Texas Nacionalidad: Alemania, Francia, Reino Unido Año: 1984 Duración: 147 min. Dirección: Wim Wenders Guión: Wim Wenders, Sam Shepard (adaptación: L. M. Kit Carson) Fotografía: Robby Müller Música: Ry Cooder Intérpretes: Harry Dean Stanton (Travis Henderson), Nastassja Kinski (Jane Henderson), Dean Stockwell (Walt Henderson), Aurore Clément (Anne Herdenson), Hunter Carson (Hunter Henderson) Trailer
París, Texas. No se trata de un trayecto intercontinental. Es una ubicación concreta, un único lugar en medio del soleado estado norteamericano. Allí, una diáfana parcela de tierra representó, en una época pasada, un futuro esperanzador y familiar, un sueño de estabilidad truncado por los vaivenes de una relación en la que el equilibrio es imposible.
Andares a lo Richard Ashcroft por las vías del tren.
Presenciando una polvorienta resurrección, perplejos e hipnotizados, conocemos a un desvalido y desorientado Travis (magnífico Dean Stanton) que, cual Orfeo sin su Eurídice, regresa de los infiernos sin que nadie, tan siquiera él, sepa con seguridad que ha sido de su persona en los últimos años y, mucho menos, que acontecerá en su inmediato porvenir.
Viejas heridas que vuelven a sangrar tras un reencuentro familiar, vanos intentos por cauterizarlas. Nada que no haya sido contado antes, cierto, pero la elegancia, el soberbio misterio y la delicada manera con que Wim Wenders retira el vendaje para mostrar las secuelas de un tormentoso pasado, hacen de este film una sutil maravilla que, con toda justicia, ha calado como uno de los ejercicios de autor más conseguidos de su época, alejándose de la autocomplacencia y la impostura esnobista.
Desgarradoramente melancólica, la cinta avanza mecida por los 'slides' en los trastes de una mítica guitarra acústica, la de Ry Cooder, que creó una de las mejores atmósferas sonoras que se recuerden, aquella que, posteriormente, usase Documentos TV en muchas de sus múltiples temporadas en la parrilla. El llanto de los acordes compone una melodía que rasga el aire, profundizando en el alma de unos personajes a los que espera el precipicio de su pasado. Un destino que, ahora o nunca, deben afrontar tras años de refugios y excedencias.
Kinski promociona Norit, el borreguito.
El precioso y memorable trabajo de fotografía, que recurre al uso del color como argumento estético y simbólico, completó la travesía que deben recorrer las películas intimistas y personales para convertirse en obras de culto. París, Texas se encuadra en aquellos largometrajes que, sin efectistas revoluciones ni drásticas innovaciones, hacen evolucionar la narrativa cinematográfica, transformando su usual trama en un viaje inolvidable, medrando hasta adquirir visos de relato imperecedero.
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A pesar de no comentarlo en la crítica, la cinta se alzó con la Palma de Oro en Cannes. De hecho, Wim Wenders, tras su éxito con este film, se hizo un nombre en el Festival, del que ha sido, incluso, presidente del jurado.