Valoración de VaDeCine.es: 7
Título original: The Fearless Vampire Killers, or Pardon me, But Your Teeth Are in My Neck
Nacionalidad: Reino Unido
Año: 1967 Duración: 111 min.
Dirección: Roman Polanski
Guión: Gérard Brach, Roman Polanski
Fotografía: Douglas Slocombe
Música: Christopher Komeda
Intérpretes: Jack MacGowran (Profesor Abronsius), Roman Polanski (Alfred), Sharon Tate (Sarah), Ferdy Mayne (Conde Von Krolock), Alfie Bass (Shagal)
Trailer
La primera vez que tuve contacto (y ya hace tiempo de eso) con esta popular fantasía vampírica creada por Roman Polanski, quedé profundamente decepcionado, pues entendí que me encontraba ante un fallido intento de conjugar el terror con la comedia, donde el director polaco se había quedado a medio camino entre ambos géneros sin acabar brillando en ninguno de ellos. No iba desencaminado en mi argumentación, pues hay que reconocer que Polanski no destaca especialmente en la comedia, prueba de ello son los fracasos posteriores en sus acercamientos a este género, dígase Piratas o Qué. Así, el problema de El baile de los vampiros radica en la incapacidad de Polanski a la hora de dominar los tempos de la comedia, de tal manera que los gags se me antojan demasiado lentos y previsibles, además de resultar poco elaborados y utilizar un humor superficial. A parte de esto, tampoco quedé congratulado con la faceta actoral del propio director, perdido como intérprete cómico, tan poco creíble como inadecuado para un personaje que, se supone, va a hacernos reír. Justo lo contario, nos encontramos en Jack MacGowran, el otro protagonista de la función, algo exagerado pero acertado en su papel de despistado y alocado profesor Ambrosius.

Pero ha sido en mi última revisión de El baile de los vampiros donde, además de confirmar los defectos anteriormente citados por un lado, y de aplaudir su espectacular y fascinante puesta en escena por otro, también logré captar la esencia que ha hecho mítica a esta película de culto; y es esa capacidad de caricaturizar con un estilo impecable los elementos del cine de vampiros del momento. Época en la que estaba muy de moda la Hammer y sus largometrajes dedicados a Drácula; así, tanto la particular encarnación por Cristopher Lee del famoso vampiro como el mismísimo Van Helsing, hasta la propia acentuación del color seña de identidad de la productora inglesa, pasando por el típico castillo, los atemorizados aldeanos, el chepado mayordomo… e incluso el propio erotismo, todo ello es tomado por el director polaco para llevar a cabo (con sorna pero con respeto hacia un cine que ama) una simpática parodia homenaje a la popular productora. Y es, por lo tanto, en este aspecto donde la cinta triunfa sobradamente, no tomándose demasiado en serio (ni falta que hace) y limitándose a ofrecer una burlona concepción del cine de vampiros no vista por entonces hasta el momento de su estreno.
A mí me seduce su dirección artística, el diseño de producción y, por supuesto, Sharon Tate.