Valoración de VaDeCine.es: 8.5
Título original: Persepolis Año: 2007 Duración: 95 min Dirección: Marjian Satrapi y Vincent Paronnaud Guión: Marjian Satrapi y Vincent Paronnaud Página web Trailer
Hay un capítulo de Scrubs que concluye con tres niños haciendo el papel de Turk, JD y el doctor Cox. La razón se debe a que cuando los hombres nos topamos con una mujer fuerte, con personalidad, independiente e inteligente, en la mayoría de los casos, nos hace parecer niños a su lado. El personaje central de Persépolis es, sin lugar a dudas, una de esas mujeres. Persépolis fue (es) antes cómic que película, no tengo idea de si aquél alcanza tal cota de calidad porque nunca he sido gran fan de esta disciplina (error achacable única y exclusivamente a mi mismo), de lo que no me queda ningún atisbo de duda es de que estamos ante una de las mejores películas del año. Tan divertida como rebelde, tan elegante como accesible, Marjan Satrapi elabora una película total donde conviven la carcajada, la lágrima, la política, la rabia, el amor, el desengaño… en un flujo-espejo de su propia vida que dura tan solo hora y media.
Marjan (para que vamos a andar con alteregos) es una niña que crece en el Irán previo a la caída del Sha. Su vida es normal. Calza unas Adidas, va al colegio y tiene dos obsesiones: Bruce Lee y convertirse en una nueva profeta cuyos preceptos cambiarán el mundo entero. Éste es el punto de partida temporal de la película, el final -también al comienzo de la película- es el de una mujer en el aeropuerto de Orly con la intención de viajar a Teheran, la misma persona. Entre estos dos momentos, la película desarrolla dos discursos diferenciables pero profundamente ligados el uno al otro e inexplicables por separado: la evolución sociopolítica en Iran desde la caída del Sha hasta la actualidad y, dentro de esta vorágine, el desarrollo como persona de la protagonista.
La animación es sencillísima si la comparamos con los productos cada vez más sofisticados a los que nos tiene acostumbrado la animación actual, ya sea desde los ordenadores de Pixar o desde la pluma de Miyazaki. Sin embargo, la prevalencia del blanco y negro y su estética minimalista, absolutamente fiel al cómic del que procede, proveen a las imágenes de toda la funcionalidad requerida además de una extraña belleza formal en algunos de los pasajes de la cinta.
El relato histórico es sencillo, lo conocemos o lo deberíamos conocer. El maquiavélico primer mundo se apodera de una revolución social para instaurar un régimen supuestamente maleable que se transforma al integrismo. Llega el velo, las purgas, la guerra con Irak, armas provistas para cada bando por los mismos países, el exilio y el desarraigo, la regresión total de un país. También hay pullas, las mejores, para la vieja Europa, perezosa, impermeable, snob, xenófoba y tan integrista (cristiana), a veces, como la propia sociedad iraní. La crítica es feroz, pero como lobo con piel de cordero, llega sin darse importancia, en medio de los avatares normales de una niña-chica-mujer. Algunos de ellos desternillantes como la secuencia de la compra pirata de música, o la doble visión pre- y post-ruptura de una relación sentimental. Pero lo que da aún más vuelo a la película son sus mujeres, tanto la protagonista como su madre y su abuela. Todas ellas destacan por su saludable feminismo en un entorno completamente hostil, puede que a veces imperfecto, pero siempre orgulloso en el mejor sentido de la palabra, puesto especialmente de relieve en cada una de las maravillosas conversaciones entre Marjan y su abuela. La realizadora es una mujer y se nota. Son ellas las que sufren, antes y ahora, una vejación inaceptable en medio mundo… y en el otro medio, simplemente son discriminadas. Por eso es tan importante su punto de vista diferente. En este caso aún más ya que desde la cultura llega desprovisto de gran parte del victimismo y cargado de rebeldía.
Una recomendación, si puede ser en véanla en V.O.S., las voces francesas de Chiara Mastroianni, Catherine Deneueve y Danielle Darrieux tienen una calidez que yo no he visto en trailer de la versión española.
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Acabo de llegar del cine y todavía sigo disfrutando del buen sabor de boca que me ha dejado. Hacía mucho que una película no me hacía pensar tanto. He recuperado la fé en el cine social, ni Ken Loach ni leches.
Y otra cosa, ¡vaya personaje el de la abuela!