Valoración de VaDeCine.es: 8.5
Título original: Down By Law Nacionalidad: U.S.A. Año: 1986 Duración: 90 min Dirección: Jim Jarmusch Guión: Jim Jarmusch Fotografía: Robby Müller Música: John Lurie, Tom Waits Intérpretes: John Lurie (Jack); Tom Waits (Zack); Roberto Benigni (Roberto); Nicoletta Braschi (Nicoletta); Ellen Barkin (Laurette); Billie Neal (Bobbie)
“Un poema nunca se termina, sólo se abandona.” Paul Valery
Jim Jarmusch menciona esta cita del poeta francés en la interesantísima reflexión que el propio director hace sobre Bajo el Peso de la Ley incluida en el DVD de la colección Criterion. La expresión resulta paradigmática de su principal posicionamiento artístico: la defensa a ultranza del tránsito como elemento substancial de su cine. Desde Extraños en el Paraíso hasta Los Límites del Control, el director independiente americano por excelencia ha dejado en los diferentes recodos de ese constante caminar un puñado de obras de extraña hermosura y rebosante personalidad. De todas ellas, Down By Law no es la más pulida, pero sí quizás la más fascinante, la más auténtica, la mejor Piedra de Rosetta para descifrar el genio de este impagable outsider. La expresión “Down by law” se traduce normalmente como “bajo el peso de la ley” -titulo elegido en la traducción española-, pero también designaba en el argot de la calle usado en los años 80 una conexión especial entre personas. Sobre la construcción de este lazo, levanta Jarmusch una minimalista fábula contemporánea, guiada por la intuición más que por la planificación obsesiva. La obra se sostiene en un guión famélico, parco en palabrería y plagado de oquedades que el espectador debe descifrar o simplemente completar a su antojo. En constante huida del perfeccionismo, el director filma a menudo a sus personajes en medio de diálogos banales que, no obstante, retratan egos, frustraciones y anhelos de tres perdedores con los que resulta imposible no empatizar: Jack (John Lurie), un proxeneta de los barrios bajos, Zack (Tom Waits), un disc-jockey de poca monta y Roberto, un emigrante italiano (Roberto Benigni). Los tres dan con sus huesos en la cárcel porque la vida es así de perra a veces… y más en Nueva Orleans.

Jarmusch, a pesar del aspecto amateurista de sus primeras películas -esta incluida-, es un autor total. Protege con ferocidad su lenguaje fílmico, inmunizado ante las indeseables interferencias de quien financia sus obras. Paradójicamente, es también un colaborador empedernido en perpetua disposición a la simbiosis artística. El director escuchó a su amigo y mecenas Win Wenders y
fichó a Robbie Müller (Paris-Texas, Ghost Dog, Bailar en la Oscuridad)
como director de fotografía para la película. Su colaboración se hizo
permanente hasta que el cameraman holandés optó por la retirada. No
resulta extraño. La puesta en escena de Down by Law, un pulcro blanco y negro que anticipa muchas de las imágenes de Dead Man, es extraordinaria, impecable desde esa composición de travellings de diferentes lugares de Nueva Orleans que supone la primera escena del largometraje. En ella, Tom Waits vomita Jockey Full of Bourbon para dejar claro que la música también es parte del repertorio estético del insobornable director americano.
Down by Law esconde bajo su capa de aparente superficialidad la mirada cautivadora de un cineasta superdotado. No es fácil entrar en el universo Jarmusch, sus películas evitan, en muchos casos, contar una historia, para ser, como en este caso, meras pinceladas humanistas. ¿Dispersión? No lo crean. Sus propias palabras le delatan: “si uno no sabe hacia dónde se dirige, resulta imposible perderse.”
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