Valoración de VaDeCine.es: 7.5
Título original: Rocky Nacionalidad: Estados Unidos Año: 1976 Duración: 119 min Dirección: John G. Avildsen Guión: Sylvester Stallone Fotografía: James Crabe Música: Bill Conti Intérpretes: Sylvester Stallone(Rocky Balboa), Carl Weathers (Apollo), Talia Shire (Adrian), Burgess Meredith (Mickey), Burt Young (Paulie)
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He de confesarlo. La historia de Rocky Balboa, esa irregular saga boxística nacida del sorprendente éxito del título que nos ocupa, es uno de mis placeres culpables. Soy consciente de la caricaturesca e imposible ración de golpes exhibida en cada uno de los seis capítulos que completan la colección. Sin embargo, si mucho nos emocionan las andanzas del púgil más célebre del cine, es, sin duda, fruto de las sólidas bases dramáticas establecidas en el clásico original. Y es que Rocky es mucho más que una entusiasta y exagerada cinta deportiva. Es un desgarrador retrato humano cargado de esperanza. Un evocador canto al optimismo, decididamente orientado a la inspiración del coraje ante la cruda adversidad.
Escrita por el propio Sylvester Stallone, esta inolvidable película cuenta en su haber, sobre cualquier otro aspecto, con el diseño de personajes realmente enternecedores. Sin ellos, poco o nada interesaría la manida narración levantada sobre los cimientos del “sueño americano”. Porque es cierto, esta cinta presenta un argumento propio de la tierra de las grandes oportunidades. Otra americanada sobre esa edulcorada ficción propagandística proyectada desde aquel país. No obstante, su entrañable protagonista, el encantador bobalicón construido por Stallone, así como su tímida novia, se ganan el corazón de un espectador plenamente entregado al cuento de la Cenicienta. El de un boxeador de segunda fila ante su gran ocasión: un populista combate, con marcados fines publicitarios, en el que el Campeón del Mundo de los Pesados, el altanero Apollo Creed, le escoge como contrincante anónimo, como humilde Don Nadie, para ofrecerle la ocasión de su vida poniendo el cinturón en juego. Una magnífica aspiración con la que un veterano como Rocky jamás podría ni tan siquiera soñar.
Así, encariñados con los bajos fondos de la clase obrera de Philadelphia, todos comulgamos con el afanoso esfuerzo del humilde contra el titán. Una lucha contra el destino en pos del sueño improbable. Porque cada día de duro entrenamiento aleja a nuestro protagonista de una realidad aterradora. Porque el Potro Italiano no confía sus esperanzas en el milagro, ni en una fortuna que siempre le fue esquiva, sino, por fin, en el trabajo constante. Y sí, porque aquí son predicados los valores mismos del deporte, Rocky será siempre imagen en la retina a la hora de motivarnos para cualquier reto físico, por supuesto al son de la mítica composición musical de Bill Conti.

Hábilmente rodada por un inspirado John G. Avildsen, la cinta hace gala de un montaje francamente eficaz pese al modesto presupuesto. De hecho, nominada para diez Oscars, la cuidada producción puede presumir, además de gran popularidad, del reconocimiento crítico que supone ser galardonada con el de Mejor Película en 1976. Todo un logro, que si bien puede parecer algo desproporcionado, serviría de catapulta para uno de los más extravagantes iconos de los ochenta, Sylvester Stallone, y junto a él, para ese bizarro cine de musculosos del que, aunque cueste reconocerlo, tantos chavales disfrutamos mientras nos enamorábamos del séptimo arte incondicionalmente.
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Hemos repasado la saga completa y, pese a reconocer sus muchos fallos, nos ha encantado de nuevo. Nos hemos encariñado tanto con Balboa que, llegados a la última entrega, hay que reconocer que uno se emociona de veras con su historia completa. (Fati incluida, of course) He disfrutado 'Rocky Balboa' a tope, ojalá la hubiese visto en el cine...de ser así creo que lloro de emoción!!!